[ chocolat ] ; 38

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Nunca le había parecido tan lejano su edificio del parque hasta que llegó fatigado. Doyoung apareció segundos después cubierto por su gabán, aunque con una sonrisa tan brillante y verdadera plasmada en su rostro, que le costaba pensar en el chico triste y deprimido de esa mañana.

Cuando por fin entraron al elevador, aún se seguían riendo sin saber muy bien porqué, aunque también no dejaban de mirarse, sin saber, nuevamente, muy bien porqué.

Cuando finalmente el quinto piso se marcó, ambos salieron temblando por el frío. Doyoung se detuvo en su puerta, cosa que también hizo que Jaehyun se detuviera automáticamente.

—Gracias, en serio, gracias —musitó suavemente hacia el hombre quitándose el gabán y devolviéndoselo sin intentar morirse de los nervios.

El hombre le sonrió mostrando sus hoyuelos mientras recibía la prenda ahogado. Realmente ninguno de los dos pudo evitar observar al otro un poco más de lo que debían ya que la lluvia había hecho su trabajo y sus camisas se encontraban pegadas a sus cuerpos jadeantes.

—Yo... —comenzó a hablar Jaehyun antes de que Doyoung le diera la espalda mostrando los huesos de su columna dándole escalofríos—. Hice bastante chocolate esta mañana y... Creo que no podré terminarlo todo, así que yo solo... quería saber si... Si quisieras un poco.

Doyoung asintió con sus ojos temblando de la emoción.

—Perfecto —susurró Jaehyun para sí mismo sonriendo y notando cómo el joven le seguía a su apartamento caminando a través del pasillo con el suelo de madera crujiendo a sus pies.

«eres, perfecto.»

je te laisserai des mots ; jaedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora