[ pieds ] ; 72

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Paulatinamente Doyoung empezó a subir el tono de su voz mientras Jaehyun comenzaba a tocar la parte más emotiva de aquella canción. Doyoung dejó que la melodía se apoderara de él y lo transportara a un mundo en el que todo era perfecto, en el que su Tempête estaba en su regazo durmiendo mientras que Jaehyun le acariciaba la cabeza como solía hacerlo siempre para tranquilizarlo y ayudarlo. En un mundo en el que se amaba a sí mismo más de lo que amó a nadie nunca, en un mundo en el que Jungwoo también estaba a su lado riendo de pura felicidad.

Cerró sus ojos con mucha más fuerza mientras dejaba que su voz inundara no solo el apartamento, sino también el edificio entero. Todos deleitándose con su melodiosa voz y la destreza de su vecino tocando el piano con delicadeza, demostrando que aquel momento solo lo iban a vivir una sola vez en la vida y debían disfrutarlo al máximo porque el tiempo no esperaba para absolutamente nadie y menos para ellos. Tan insignificantes.

Finalmente Doyoung terminó con un suave silbido apretando amargamente sus ojos mientras Jaehyun tocaba las últimas notas al otro lado de la pared con una gota de sudor deslizándose por su frente. La canción había llegado a su final, al igual que el momento, al igual que su pequeña felicidad. Marchitandose como una flor en sus días finales.

Todo se derrumbó allí.

Sobre todo cuando Jaehyun abrió su puerta y sus miradas se volvieron a encontrar.

Doyoung respiró profundamente tragando saliva. Aunque sus ojos estaban rojos y grandes, podía notar una auténtica y pequeña sonrisa en sus labios.

—Gracias.

Jaehyun se acercó antes de sentarse encima de la cama, muy cerca a él. Solo una tenue luz alumbrándolos, ya que aquella habitación contaba con una ventana gigante que daba a la vista de toda la ciudad.

—Te dije que puedes recurrir a mí cuando quieras.

Doyoung se abrazó aún más en sus piernas escondiendo la mitad de su rostro allí ya que sus mejillas se habían colorado. El efecto que causaba su vecino en él, era algo... Increíble.

—Gracias por todo esto. No sé cómo podré pagarte. —farfulló suavemente.

El hombre negó quitándose los zapatos y dejando que sus pies se chocaran contra los descalzos del joven, encendiendo ambos corazones.

—Tu compañía ya es suficiente para mí, little bunny.

Doyoung rió muy levemente. Jaehyun lo sintió como la mayor ganancia en su vida entera.

—¿Por qué sigues diciendo eso? Igual sabes que te voy a pagar todo esto.

Jaehyun colocó sus pies encima de los del joven acariándolos de arriba a abajo suavemente. Nada podía pagar por el momento que habían vivido, absolutamente nada.

—Entonces, mientras tanto no te preocupes por eso.

«igual sabía que nunca iba a ser suficiente. »

«siempre lo fue, Doyoung. Siempre. Desde el primer momento que decidiste dejarme cartas. Desde el primer momento que entraste con tu hermana al edificio salvandome de la perdición.»

72. PIEDS

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Amo mucho esta historia y amo que ustedes comenten lo que les gusta o disgusta. Son mi pequeño motorcito, gracias infinitasss

je te laisserai des mots ; jaedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora