[ plus qu'il ne devrait ] • 92

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Alguien estaba hablando. Un hombre.

Podía escucharlo primero en lo más recondito de sus, aún dormidos, sentidos, pero pronto la sensación comenzó a hacerse más intensa hasta que finalmente abrió los ojos y volvió a la realidad. La voz estaba detrás suyo, hablando por teléfono.

—Sí, mira —escuchaba mientras era consciente en dónde estaba. Había detrás de su cabeza una almohada muy suave y cómoda y encima suyo tenía una manta deliciosamente cálida, hacía mucho no estaba tan bien—. No importa si no me crees, pero él vino a visitarme por iniciativa propia por primera vez después de lo de Jisoo.

Doyoung frunció el ceño al escuchar ese nombre... Recordó a alguien muy importante en su vida que un día simplemente desapareció sin dejar rastro. Pese a ello, el hombre parecía hablar de alguien más, alguien de la que él ya antes había escuchado referencias.

La ex novia de Jaehyun

Sin embargo, cuando notó que algo frío rozó la piel de su brazo, se giró para darse cuenta que habían corrido cerca suyo el otro sofá de la habitación y que Jaehyun estaba allí dormido con el brazo extendido hacia el suyo, casi aferrándose a éste.

Mentiría si dijera que sus pupilas no temblaron en ese instante. Había tanta emoción quemando en su sistema sanguíneo tan solo por ese toque. Todas sus preocupaciones inmediatamente fueron borradas.

—Sí, yo también digo que es su amigo quién lo ha ayudado, pero sigue siendo extraño. Se preocupa por él... Más de lo que debería.

Eso ocasionó que el estómago de Doyoung se retorciera aunque estuviera acariciando silenciosamente el brazo de su vecino.  Ni siquiera habían empezado algo, y ya tenían un inmenso problema al respecto.

—Igual, lo único que me importa en este instante es verlo bien y lo está. Después nos ocuparemos de los demás problemas.

Aquella última frase hizo que se mordiera la uña y le recordó a Yoongi...

Maldito Yoongi.

—Qué hermosa vista —escuchó y se sorprendió al ver la sonrisa adormilada con hoyuelos que tanto le encantaba. Jaehyun lo contemplaba risueño.

Y entonces ahí, cuando no pudo seguir oyendo nada más, cuando todos sus pensamientos se esfumaron, supo que tal vez todo podría estar bien.

Tal vez todavía podía intentarlo. Su vida podría por fin valer la pena.

92. PLUS QU'IL NE DEVRAIT

je te laisserai des mots ; jaedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora