Capítulo 3: El extraño encuentro con un vampiro

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Emily

Abro los ojos y me encuentro con un cuarto que no es el mío, sus paredes son de un azul claro con una cama suave y sábanas rojas. Veo a mi lado y allí está ese vampiro observándome. Un joven de unos veintitantos con un radiante rostro de ángel, cabello oscuro algo largo, piel pálida, labios carnosos y unos preciosos ojos verdes esmeralda. Toda una escultura de arte.

-¿Se encuentra bien?- asentí porque las palabras no parecían querer salir de mis labios como en el sueño.- Disculpe por haberla traído a mi hogar así pero se desmayo cuando intentaba hablar con usted.

-Usted discúlpeme por haberme desmayado de esa manera, señor.- rió. Fue una risa tierna pero solo duro un momento.- ¿Por qué me busca un vampiro?- pregunté.

-Señorita Collins, debe tener algún conocimiento sobre Dark Blood o ¿me equivoco?- se levanto de la silla y se sentó a mi lado.

-Sé que es, señor...

-Walker. Nicolas Walker.- caray, definitivamente es un vampiro que nombre más elegante.

-Bueno, señor Walker ¿Ellos están interesados en mí?

-Aún no pero le aseguro que lo estará pronto.

-¿Por qué? Si es que puedo saber.- su expresión se torno sería.

-Usted representa un gran peligro para ellos debido a que no puede controlar sus poderes. Algunas personas se han percatado de su intensidad y no tardarán en notificarles de esto a ellos. Es solo cuestión de tiempo para que den la orden para matarla...- El siguió hablando pero ya no era capaz de escucharlo todo se centro en una sola palabra "matarla" ¿Por qué me querrían muerta? Solo soy una sacerdotisa que intenta ayudar a los demás y saber un poco de su pasado. Es cierto que de pequeña les ocasionaba mini infartos a mis padres por curar a los animales heridos pero no entiendo porque sería relevante. Si este hombre dice que ellos podrían estar interesados en mí, eso quiere decir ¿No soy una simple sacerdotisa? ¿Mis padres me mintieron?

-Señor Walker, necesito volver a mi casa ahora.- este me observo durante un segundo y se levanto para yo poder bajarme de la cama.

-No se lo recomendaría.

-¿¡Prefiere que me quede aquí sentada con un extraño vampiro que no se por qué se molesta de informarme sobre esto!?- exploté y lancé llamas de mis manos que se dirigieron a todos lados en formas de serpientes.

El vampiro se tiro al suelo para no quemarse y yo no podía hacer que las llamas desaparecieran, eran como si tuvieran vida propia. Por más que intentará apagarlas no sucedía.

-Emily, tiene que calmarse y todo saldrá bien. Intente relajarse.- me dijo e hice caso a sus palabras.

Cerré los ojos, conté hasta diez y las llamas desaparecieron poco a poco. Nicolas se me acercó con la preocupación dibuja en su rostro.

-¿Se encuentra bien? Todo estará bien se lo prometo.- claro como no era él quien lanzaba llamas de sus brazos hace solo un momento.

-Estoy algo asustada, no esperaba algo así. Discúlpeme.

-No tiene porque disculparse yo la he presionado. La llevaré a casa.- se volvió hacia la puerta y salió de la habitación.

El viaje duro una hora pero parecían días, su presencia a mi lado me reconfortaba y me hacía sentir segura pero, era un vampiro. De pequeña me enseñaron que su especie era descontrolada, sangrienta y si me mordía perdería mis poderes junto con mi vida; una sola mordida podía acabarlo todo. Este día había sido el más raro de todos, conozco a un vampiro que creo se preocupa por mi bienestar, me ahogo en sueños y lanzo llamas de mis manos ¡Bien hecho! Que día más agotador pero aún así no podré dormir porque tengo que contarle a mis padres lo sucedido y hacer que me digan la verdad. Se detiene el carro y sé que tengo que bajarme es solo que mis manos no dejan de temblar. El hombre que va al volante se percata de ello y comienza a hablar.

-Solo quiero mantenerla a salvo si usted me lo permite. No le haré daño, se de buena fuente lo que puede causarle una mordida mía.- mientras hablaba miraba por la ventana y yo por instinto le toque la mano que tenía sobre la pierna, se volteó para mirarme y la retiro con sumo cuidado.

-Señor Walker...- me interrumpió.

-Nicolas, por favor, llámeme Nicolas- sonreí como idiota.

-Nicolas... se lo concedo. Puede ayudarme pero con una condición.- alcé un dedo.

-¿Cuál es?- pregunto con recelo.

-Es claro que usted sabe más de mí de lo que quiere decirme. Por favor ayúdeme a saber que ocurre conmigo.- le suplique.

-Puede ser, aunque no puedo ayudarle mucho con eso, lo intentaré. Usted es una sacerdotisa con poderes de bruja, mi suposición es que su madre es una sacerdotisa y su padre un brujo.- hablaba mientras tomaba mis manos para tranquilizarme.

-Ambos son brujos.- su cara reflejo preocupación.

-Esos no creo que sean sus verdaderos padres, señorita Collins.- me dolió el pecho como si alguien clavará una fina daga en él. Salí disparada del carro y abrí la puerta de mi casa con Nicolas pisándome los talones.

-¡Mamá! ¡Papá!- grité y aparecieron ambos preocupados frente a mí. Observaron la puerta y supongo que vieron al vampiro porque sus rostros se horrorizaron.

-Emily, ¿Qué hace un vampiro en nuestra casa?- me reprendió mi padre mientras mi mamá recitaba un hechizo en voz baja.

-Mamá, basta. No me ha hecho daño. Respóndanme con sinceridad ¿ustedes son mis padres?- los dos intercambiaron miradas y mi madre le lanzo el hechizo a Nicolas. Este fue arrojado a una pared y amarrado en ella por cuerdas de luz.

-¿¡Qué le has dicho a nuestra bebé!? ¡Explícate de una vez mounstro!- gritó con ambas manos alzadas. Nicolas rasgo con sus uñas aquellas cuerdas y cayo con elegancia en el suelo mirando hostilmente a mis padres.

-¡Ya basta! Nicolas no tiene nada que ver con esto es entre ustedes y yo.- me coloque frente él para protegerlo de ellos. Mamá bajo sus manos y mi padre el hacha encantada que tenía en mano.

-Emily, por favor no nos hagas esto.- suplicaba papá.

-Papá os ruego, decidme la verdad.- cerré los ojos un momento a causa de las lágrimas que amenazaban con salir de mis ojos. Se escucho el sonido de algo defendiéndose como una pantera.

-Es mi hija y solo le voy a mostrar lo que ha pasado pero en su mente, así que ¡Quítate de una vez!- era la voz de mamá. Observé a Nicolas frente a mí mostrándoles los dientes, defendiéndome ¿Por qué se comporta de esa manera? ¿Por qué me protege?

-Nicolas, déjala por favor.- inmediatamente volteó a verme y tomo una postura más relajada. Mamá se acerco y puso sus dedos en mi frente.

Por unos segundos sentí que alguien invadía mi mente con imágenes no muy claras de mi casa, una mujer de ojos azules y cabello dorado, un hombre de ojos negros como la noche y otras cosas que no eran nítidas. Todo se aclaro y vi a los que supongo eran mis verdaderos padres con una pequeña bebé en brazos. El hombre era como de unos treinta tantos, alto y fornido, cabellera oscura, piel pálida y unos anteojos cubrían sus ojos cafés con una pizca de rojo. La mujer aparentaba casi la misma edad del hombre, era baja, cabello largo y castaño, sus hermosos ojos azul claro hacían que su rostro reluciera más junto con una bella sonrisa. Nos encontrábamos en un hermoso claro donde resonaban explosiones y en la intersección de dos árboles, un portal apareció.

-Tranquila mi amor, Elena te cuidara bien como ha cuidado siempre de mí.- la voz de la mujer era dulce y llena de dolor.

-Adiós pequeña, te queremos y siempre estaremos contigo, siempre.- el hombre lloraba mientras le daba un beso en la frente a la niña.

Llegaron unos hombres y comenzaron a lanzarle bolas de fuego negro a mis padres, demonios. Ellos se defendían arduamente pero la mujer cayó de rodillas en un charco de sangre y mi padre grito de dolor al verla, fuego broto de sus manos consumiendo todo a su paso. La que siempre ha sido mi madre corría conmigo en brazos mientras yo veía como los asesinaban. Nos adentramos en el portal y todo termino.

***
¡Hola, lectores! Primer capítulo de la semana.

¿Por qué un vampiro tiene intenciones de ayudarla? ¿Se ganara su confianza para luego matarla? Los leo. 🌹

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