Capítulo 43: Un agujero en mi pecho

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Nicolas

Los ancianos calvos estaban alrededor de Emily realizando una especie de hechizo muy doloroso. Ella no paraba de gritar y llorar con todas sus fuerzas mientras esos cuatro rayos le atravesaban su cuerpo. He intentado en dos oportunidades acercármeles pero ni Lázaro ni mi hermano me lo permiten, cada vez que muevo un músculo, uno sólo ambos se las ingenian para retenerme. Agradezco tenerle cariño a ellos porque de no ser así ya les hubiera partido la cara y hablo en serio. Pueden prohibirme muchas cosas pero nunca nada que tenga que ver con Emily, ella es mi prioridad en estos momentos. Esos señores jamás hablaron sobre invadir su mente solo de una audiencia. Como sea caigo en una trampa.

-Si de verdad la quieres deberías calmarte. Ella confía en ti así que tú has lo mismo.- me recrimino Charlie.

-El hechizo es muy fuerte, Nicolas. No puedo ver lo que ellos le hacen a su mente o viceversa.- le pedí a mi cuñada que entrará a alguna de esas mentes a ver qué sucedía y no ha sido muy exitoso.

-¿Crees que terminen pronto?- pregunte inquieto. Desde que esto comenzó no he parado de clavarle las uñas en las manos o de chocar el pie contra el suelo.

-Están a punto.- señalo Jimmy hacia donde los rayos se volvían más tenues.

De pronto Emily cayó de rodillas zafándose por completo de ellos. Sus párpados seguían cerrados y una extraña sensación lleno el ambiente, todo era oscuro, frío y tétrico. La mujer se levanto como si unos hilos invisibles la movieran, todas las heridas sanaron y una ráfaga de fuego broto de su cintura convirtiendo en polvo a los demonios y brujos junto al pentagrama mismo. Los guardias tomaron una posición defensiva mientras se acercaban con cautela hacia ella pero no sirvió de nada. Bolas de fuego comenzaron a extinguir a todo aquel que la amenazara y eso nos incluía a nosotros ya que, de no ser por los gemelos y su barrera nos habría incinerado.

-¡Bastardos! No moriré tan fácil.- esa voz.

-Esa no es Emily.- dijo mi hermano.

-¿En serio? No me había dado cuenta.- decía Jimmy mientras cubría la barrera con viento.

-Es fácil deducir quien ha sido.- Lázaro cada vez ponía más resistencia.

-Anastasia ha vuelto.- nos informo Sara. La miré indignado,

-¿Por qué no has dicho nada?- alce la voz.

-Porque me he enterado cuando estábamos en aquella sala repleta de demonios ¿querías que te lo dijera frente a ellos?- rugió.

-Pudiste haberlo hecho con tus poderes.- la recriminé y fue como si la hubiera abofeteado.

-No pensé en eso.- susurro. ¡Maldición! ¿Es que no puedes irte de una vez por todas Anastasia Devane?

-Acabo con todos los guardias. ¡Ataquen si es necesario!- exclamo Lázaro.

-¡No! Podríamos lastimarla.

-Lo siento, es ella o nosotros.- gruñí por lo bajo en tono de desaprobación.

-Emily es una de nosotros. Debe haber otra manera, hermano.

-No la hay. Realicé un hechizo fuerte para extraerla y no funciono ¿esperas que crea que ella podrá con esa mujer?- señalo a la bruja fénix como le decían en sus tiempos.

-¡No lo sabemos!- gritamos al unísono.

La mujer que mate hace tres siglos atrás me miraba deseosa de venganza y eso podía deducirlo de sus ojos como lavas llenas de odio. No podía culparla después de todo yo acabe con su vida. Aunque, de no ser por mí Sebastián lo hubiera hecho peor y más con todo el rencor que le tenía. Aún me perseguí él recuerdo de aquella noche cuando todas las brujas de Tyburn fueron masacradas brutalmente y todo por culpa de una persona que no aceptaba el rechazo. Anastasia se acerco volando hacia nosotros y justo cuando estaba a punto de traspasar la barrera, comenzó a gritar y se desplomo. Caminé hasta ella consciente de que podría ser una trampa pero su cuerpo yacía quieto en el suelo, el ritmo de su corazón era normal y decidí tomarla en brazos cuidadosamente. Unos mechones de su larga cabellera caían sobre sus ojos, los acomodé dulcemente y me encontré con el pacifico rostro de Emily.

Reencarnación #1  Trilogía ReencarnaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora