Anastasia
-¿¡Quién carajos te crees para que lastimes a todos!?- rugí exasperada.
Lancé incontable bolas de fuego a su cuerpo a medida que me acercaba para tenerlo frente a mí cuando ese brillo en sus ojos se apagará para siempre. Los otros dos no habían terminado el pentagrama y era consciente de lo difícil que es pero ¡se tardan demasiado! Sebastián me sujeto con unas garras mágicas por la cintura y con toda su fuerza lanzó mi cuerpo contra una columna de cemento que partí en varios pedazos antes de caer al suelo. Tres costillas rotas, el brazo izquierdo gravemente herido y múltiples hematomas con heridas internas por todo el cuerpo. Gracias a los poderes de Emily empecé a regenerarme desde el mismo momento en que choque con la columna, esto es genial.
-¡Está listo!- grito el insolente mientras que su copia me hacía señas con los brazos.
Un enorme látigo enrollo a Sebastián completamente y lo atrajo hacia mí mientras que él me observaba pícaramente. Cuando me aseguré muy bien de que no podría zafarse debido al encanto en este lo deje en el centro de la habitación.
-¡Ahora!- grité.
El pentagrama posicionado en el techo comenzó a brillar intensamente de un color morado y unas paredes de luz tocaron el suelo cerrando por completo cualquier posible entrada o salida que pudiera utilizar Sebastián. Los gemelos esos adoptaron sus respectivas posiciones al igual que yo formando un triángulo, el cuál era el centro del pentagrama. Todos estiramos nuestras manos hacia la de los otros fusionando así todos nuestros poderes, el calor que brotaba de mi pecho era infernal y me hacía respirar con dificultad. Emily también concentraba toda su energía en ese conjuro para destruir al maldito que nos lastimo y jugó con nosotras desde un principio. En el lado del triángulo del gemelo insolente comenzó a crecer grama fresca y muy verde, del lado de su copia se creó un torbellino hasta al techo impidiendo que hasta una hormiga pasara por ahí y en mi lugar la mitad se convirtió en una ráfaga de fuego salvaje mientras que lo sobrante era un océano. Formando así los cuatro elementos para un ritual prohibido que consistía en acuchillar desde adentro a la persona en el medio y hacerle otras cosas que no me quedaban muy claras, solo sabía que si eso no lo mataba lo haría sufrir y mucho. Sebastián no paraba de aullar de dolor mientras que su cuerpo se quemaba desde adentro, los pies se pegaban a la tierra, lanzas de hielo salían de él y pequeños rayos se estrellaban contra su cabeza haciéndolo temblar. Se veía doloroso incluso hasta para alguien como él. ¡Uy! La bondad de esta chica se me está pegando.
-¡Creo que funciona!- grito gemelo insolente sobre el viento.
-¡Esperemos que sí!- respondía el otro.
Mi mente solo estaba centrada en acabar con ese miserable ser y verlo retorcerse de dolor.
-¿Creen que esto me parara? ¡Soy invencible!- gritaba el herido desde el centro.
Todos nos observamos asustados en el mismo momento en que el pentagrama comenzó a perder su fuerza y nos vimos forzados a utilizar energía vital de nuestros cuerpos para mantenerlo allí. No funciono por mucho tiempo porque el demonio desgarro el conjuro por completo haciéndonos volar por los aires con un par de heridas en las manos. A él chupasangre no le importo que fuera yo y se acerco sumamente rápido hasta mí para preguntarme como estaba.
-Su cuerpo está entero.- refunfuñe.
-No he preguntado por eso exactamente, quiero saber si ambas se encuentran bien.- replico.
-Lo estamos. Ahora, apártate.
El cuerpo de Sebastián brillaba a medida que se curaba y sus ojos estaban fijos en la bestia a mi lado y en mí.
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Reencarnación #1 Trilogía Reencarnación
FantasyEmily Collins es una sacerdotisa común y corriente hasta que descubre que alguien más vive dentro de su cuerpo. Una bruja del siglo XVII con poderes del fuego y una terrible sed de venganza por el vampiro que la mato. Nicolas Walker entra misterios...