Capítulo 10: Anastasia Devane

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Nicolas

-¿¡Qué le has hecho!?- el cuerpo de Emily reposaba en el suelo sin respirar. La bruja observaba la escena con cierta diversión.

-Está recibiendo lo que vino a buscar, respuestas. Un vampiro no debería hacerle compañía a una bruja y mucho menos a esta en particular.

-Eso no es de tu incumbencia, Lucinda.- salté sobre ella como un puma en plena caza pero ella se cubrió con el cuerpo desmayado de ella y tuve que retroceder. No puedo lastimarla.

-No deseas herirla ¿verdad, querido?- la sala se inundo de sus horribles carcajadas.

-Suéltala de una vez.- rugí.

-Espero te diviertas.- Emily cayó de pie con los ojos cerrados, su cabello negro se torno rojo y sus manos eran serpientes de fuego a punto de atacar.

-¡Vaya, vaya! ¿A quién tenemos aquí?- la voz provenía del cuerpo de ella. Sus ojos se abrieron de golpe con fuego en ellos. Esa no era la chica que conocí hace unos días.

-¿Quién eres tú?- tomé mi posición defensiva y ella lo noto. Una de sus serpientes me rozo el brazo dejando la tela del suéter quemado.

-Una vieja amiga y no deseo que estés cerca de ella, escoria.

-Eso lo decide ella, no tú.- la mujer rió. No puedo herirla porque lastimaría a Emily en el proceso todo lo que tengo que hacer es esperar que ella reaccione.

-Discúlpeme, señor mío.- dijo con una pizca de sarcasmo.- Esta chica desconfía de usted porque le guarda secretos, debo decir que le tiene cierto aprecio pero aun así lo aborrece. Desde que lo conoció lo único que ha traído a su familia es desgracias y ella se siente perdida, nadie la ayuda está sola. No dejaré que mi familia esté cerca de un vampiro y menos usted.- las serpientes se convirtieron en arco y empezó a disparar flechas hacia mí.

Corría por las paredes y todo a mi alrededor pero era rápida, dos de sus flechas rozaron mi piel dejándola quemada sin poder regenerarme rápidamente. Lucinda se encerró en un campo protector con una sonrisa divertida dibujada en sus labios.

-¡Emily, reacciona! Dijiste que no me harías daño.- por un momento pude ver como la bruja se enojaba más. Tengo que traerla de vuelta, pensé. Dejo de lanzar flechas y formo un látigo tan largo que podía llegar a donde estaba. Me golpeo en el brazo y choque contra la pared, conseguí levantarme antes de que me pícara en dos con él.

-¡Deja de hablar! ¡Quiero vengarme!- sus manos se enroscaron en su cabello y gritaba sola o tal vez le gritaba a Emily. ¿Vengarse? No puede ser ella.

-¡Vamos! Eres fuerte y puedes luchar con esto.- grité todo tipo de cosas para alentarla y la bruja al final explotó.

-¡Cállate de una vez!

Me levanté aturdido del frío suelo con humo a mí alrededor, Lucinda se encontraba tirada en una esquina inconsciente y Emily estaba rodeada con un círculo de fuego azul. Su corazón no late. Avance hasta donde yacía su cuerpo y la tomé en mis brazos.

-¿Emily?- no había respuesta.

-Por favor respóndeme.- la zarandeaba y no reaccionaba. Le acaricie su mejilla fría y sus párpados se abrieron de golpe, me empujo y tosió descontroladamente. Un pequeño charco de sangre se formo en el piso. Le recogí el cabello que volvió a su color natural y por primera vez desde que creí que estaba muerta, respiré aliviado.

-¿Nicolas?

-Aquí estoy.- volteó pero sus ojos estaban blancos y fueron recuperando su tono poco a poco.-Estás vivo.

Reencarnación #1  Trilogía ReencarnaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora