Capítulo 23: Perseguidos

14 4 0
                                    

Nicolas

Lázaro y yo nos encontrábamos en el balcón de mi habitación mientras que su hermano y Emily compraban los ingredientes para el platillo. Jimmy es un idiota siempre hace estupideces cuando vengo de visita y ahora se le ocurre meter a Emily en esto ¡Menudo idiota!

-¿Crees que está bien?- la voz de mi amigo me saco de mis pensamientos.

-¿Emily?-asintió- Después de entrar en contacto con el agua anoche volvió a tener fuerzas.

-No me refería a eso. Cuando devolví el alma a su cuerpo pude notar los sentimientos que le rondan últimamente como soledad, tristeza y algo de amor pero hoy he notado más alegría. ¿Crees que le haya ocurrido algo de lo que no tienes conocimiento?- ahora que lo decía, tenía razón. Emily siempre ocultaba su tristeza tras una enorme sonrisa y hoy era aun más alegre que siempre como si algo lindo le hubiera pasado.

-No lo sé y no me importa, si ella está feliz vale la pena.

-¿Eso que percibo es amor?- pregunto incrédulo.

-Ya, ya. Desearía decirte que no pero sinceramente no estoy seguro de nada.

¿El gran Nicolas no sabe nada? Eso sí que es difícil de creer.- arranco a morirse de la risa. Sí, Lázaro también es un poco loco solo que se hace el serio.

-¡Ya, basta!- exclamé y fingí enfado.

-Oh, vamos Nicolas. Sabes que es bromeando.- palmeó mi espalda sin parar de reírse.

-¿Es tan difícil de creer?- asintió.

-Sientes algo por esa chica ¿no es así?- nunca me había planteado sobre eso en realidad. Siempre analizo todo y nunca lo hice con ella, solo me limité a actuar como nunca me he permitido hacerlo. ¿En qué momento me descarrile tanto del camino?

-Puede ser.

-Sabes que es así. ¿Tienes miedo de que le ocurra algo como a Clara?- ahora que lo preguntaba pues sí.

Flashback

En aquellas oscuras calles de Inglaterra con miles de humanos encendiendo sus respectivas antorchas preparándose para la llegada de los vampiros me encontraba al pie de una torre. Una torre tan vieja,  desganada, tenebrosa y oscura como la mismísima noche.  En aquel lugar se supone que estaba mi esposa Clara, la mujer más hermosa que pudieran imaginar.

Piel pálida, cabello dorado hasta los hombros y unos ojos rojos carmesí tan resplandecientes que asustaban a todo aquel que los viera. Mi amor por ella era tóxico, una mezcla de pasión, lujuria y deseo siempre nos acompañaba.  No éramos la típica pareja amorosa más bien complementábamos nuestros deseos sexuales,  al ser vampiros y tener una eternidad por delante buscas todas las maneras posibles de hacerlo interesante.  Clara era ese tipo de chica ágil,  directa y muy valiosa para mí a pesar de las necesidades humanas que nos consumían por completo. Al principio todo era sexo pero luego nos fuimos enamorando hasta que ella me pidió casarnos.

Sebastián la encerró en esa maldita torre para poder tenerme y manipularme a su gusto. Hoy la salvaría costará lo que costará. Me acerqué a los guardias vestidos de rojo sangre y les di una orden mental.
Los humanos se salieron de control vayan a proteger a su rey.

Como era de esperarse me obedecieron por completo y se encaminaron hacia el castillo. Todo quedo desprotegido,  corrí  revisando cada celda dónde podría estar pero no la conseguí. Vi cientos de humanos ancianos, demonios, vampiros, sacerdotisas y brujas pero ninguna era ella.

Reencarnación #1  Trilogía ReencarnaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora