Capítulo 40: La propuesta de Dark Blood

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Emily

Los gemelos me esperaban cruzados de brazos y con el ceño fruncido en la cocina. Ups ¿en qué lío me he metido ahora? Sonreí inocentemente pero Jimmy se me acerco con paso seguro y muy serio para su personalidad.

-E-eh ¿qué ha pasado?- pregunte nerviosa.

-¡Maldición hermosa!- me aprisiono en sus brazos sin darme tiempo a reaccionar. Observe a su gemelo pidiéndole explicaciones y él solo se encogió de hombros. Genial, pensé. Cuando creía que Lázaro dejaría de ser tan él siempre me dejaba en claro que no.

-¿Por qué tienes que preocuparme tanto? Hice mal mi deber de protegerte pero no por eso tienes que dejar de confiar en mí y no contarme lo que te sucede. Podríamos hacerte un bloqueo mental para reprimir tus recuerdos- lo interrumpí.

-Basta, basta. Más nadie se mete con mi cabeza ¿entendido?

-Sí, señora.- hizo el saludo militar.

-Bien, ahora ¡vengan acá!

Abracé a los dos gemelos efusivamente y por suerte mía, Lázaro no se opuso. No puedo evitar preguntarme ¿qué sería de mí si no hubiera conocido a Nicolas y a sus amigos? Estarías muerta, me auto respondí. Sin duda alguna, me hubieran matado y nadie sabría siquiera que existí. Un carraspeo nos asusto a todos y volteamos a ver a su dueño.

-¿Qué creen que hacen?- era Charlie. Este vampiro siempre es tan serio que da escalofríos, incluso Jimmy y yo bromeamos una vez sobre hacerle un hechizo que hace ver su ser interior. Ahora que lo pienso, nunca lo probamos. Más tarde le diré a Jimmy.

-Ya sabes cómo son estos dos de cariñosos, Charlie. Me han atrapado en sus brazos contra mi voluntad.- explico indignado Lázaro.

-Es malo mentir.- dije.

-Concuerdo. Te crecerá la nariz como a Pinocho por imbécil y mentiroso.- lo molesto su hermano.

-SI fuera por eso tú nariz le diera la vuelta al planeta entero y cinco veces, hermanito.

-¿¡Qué!?- grito molesto y cuando estuvo a punto de lanzarle encima lo sujete por un brazo- ¡Suéltame que lo mato!

-Shh... cálmate. Más tarde nos vengaremos.- le susurré pero Charlie me escucho. Su ceja alzada me lo confirmo.

-Entonces, ¿cuál es su excusa?- pregunto.

Jimmy y yo nos miramos sin saber que decir mientras que Lázaro bostezaba despreocupado ¡Uy! Me ocuparé de ti más tarde, lo juro. Charlie comenzó a reír fuertemente. Todos lo observamos sorprendidos y sin saber muy bien si era cierto lo que veía nuestros ojos. ¿El hermano de Nicolas estaba riendo? ¿Esa es su risa? ¡El mundo va a desaparecer! ¡Corran todos por su vida! Me imaginé a cientos de personas y animales corriendo por las calles asustados y, sin darme cuenta comencé a reír. Las personas que se encontraban en la cocina me observaron preocupados. Oh, oh. Ya me creen loca, tiene que ser eso.

-Me alegra que estés bien, mestiza.- palmeo mi hombro y no pude evitar mirarlo raro.

-Yo no estaría tan seguro porque creo que está mal de la cabeza.- dijo divertido Lázaro.

-¡Hey! Estoy bien cuerda, gracias.- repuse cruzándome de brazos.

-Sí, sí. Como tú digas, pequeña.

-¡No soy pequeña!- rugí enfadada. Soy de estatura media no es mi culpa que todos ellos sean unos postes de luz. Claro, sacando a Charlie que es casi de mi tamaño.

-Si lo eres.

-¡Yo lo mato!- grite y Jimmy me cargo sobre sus hombros dejándome a la vista su enorme espalda. Patalee y lo golpee con mis puños pero no me soltó. Sonaron las carcajadas de todos y eso me molesto más.

Reencarnación #1  Trilogía ReencarnaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora