Capítulo 38: Los traumas son lo peor del mundo

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Nicolas

Sara se llevo a Emily para practicar las teles transportaciones porque tiene miedo de que llegue a otro lugar o dimensión. Amenazo hasta con dejarla fuera de la casa y se lo prohibí, si va a entrenarla tiene que ser de manera más pacífica porque no es seguro dejarla sola. Dice que está bien y su cuerpo ya no tiene cicatrices pero sé que no es del todo cierto. Edgar le dejo un horrible trauma y por más que el idiota de Jimmy intente alegrarla a veces, su sonrisa es forzada. Sigue teniendo su brillo solo que más opaco que antes. Incluso Lázaro se preocupa por ella y la molesta con las frutas que se roba de la cocina, todo para hacerle olvidar los malos ratos. Aún no paro de pensar en aquella noche que la tuve en mi cama gimiendo mi nombre, sus mejillas rojas y todo su torso desnudo. No sé muy bien que me ocurrió, creo que toda esa culpabilidad por no haberla protegido me volvió un poco vulnerable y debo admitir que... me gusto. Disfrute de sus dulces labios una vez más y desde entonces solo discutíamos, porque mis contactos me pedían ir a sus hogares y yo no quiero dejarla sola. Emily vive diciéndome que no hace falta, que está bien y sabe cómo cuidarse pero no puedo separarme de su lado. De sólo pensar que Edgar u otro imbécil vengan y le hagan daño mientras no estoy me pone de mal humor. Lázaro y Jimmy llegaron hace unos momentos de Egipto, y este último se puso a decir locuras con Emily mientras practicaba. Como ella bien había dicho escuche todo.

-Esos imbéciles demonios con sus rayos rojos me sacan de quicio.- se quejaba Lázaro.

-¡Pero si estuviste la mayoría del tiempo tras una barrera!- gritaba su hermano.

-¡Ja! Ese fuiste tú, cobarde.- lanzo un pequeño rayo que le dio al otro en el brazo, dejándolo sin poder moverlo.

-¡¿Estás loco?! Primero hermosa y ¿luego tú? Me van a desarmar. Todos contra el pobre de Jimmy.- nos dio la espalda.

-¿Y bien? ¿Qué les han dicho?- pregunté.

-Edgar ha estado rondando por ahí recientemente en busca de algunos demonios fuertes. Según tus informantes parece que su jefe está muy interesado en la mestiza. Dark Blood la quiere para hacerle un juicio, supuestamente tiene información valiosa relacionada con una bruja del siglo XVII.- me explico Lázaro.

-Eso quiere decir que ya saben sobre Anastasia.- dije pensativo.

-Pero no saben que se la extrajimos ¿verdad?

-No, idiota. Acuérdate que incluso nosotros no existimos y por eso nadie sabe sobre eso.- uso ese tono tajante con su gemelo.

-¡No me insultes!

-Yo te insulto todo lo que quiera, hermanito.- le mostro sus dedos con electricidad.

-Te las verás conmigo.- lo amenazo.

-Inténtalo.- rugió.

Abalanzo a Lázaro contra la pared con una ráfaga de viento. Los libros de mi preciada biblioteca comenzaron a dar vueltas alrededor de la habitación. Lázaro atrapo a su hermano en arena movediza sacada del pantano. Esto ya empezaba a molestarme.

-¡Basta! Dejen de actuar como niños y pensemos un plan para atrapar a Edgar.- los fulmine con la mirada.

-Nico, disculpa.

-Olvídalo. Ayúdenme con esto.

Les mostré el mapa mágico que trazaba todos los sitios a los que fue Edgar, los últimos dos días estuvo en constante movimiento y siempre desaparece cerca de un punto en Francia. No creo que esté trabajando con Dark Blood directamente.

-Deberíamos ir a ese punto a investigar.- dijo Lázaro.

El grito de una mujer en el bosque nos alarmo y yo sólo pude pensar en ella. Corrí hasta allí y Sara se encontraba horrorizada sentada en las gramas viendo algo en específico. Emily estaba rodeada por una burbuja de agua en el aire con los ojos cerrados y abrazando su cuerpo, en el cual comenzaban a observarse heridas hechas con un látigo. Todas las marcas que ya se habían borrado otra vez se abrían paso, la sangre se mezclo con el agua dejándola completamente roja y el cabello de la mujer se torno blanco.

-¿Qué ha pasado?- le pregunto Jimmy a mi cuñada mientras su hermano la levantaba.

-Estábamos practicando. Todo iba bien y de pronto comenzó a gritar.- explicaba.

-¿¡Qué le hiciste!?- rugí.- Emily no es la clase de chica que se vuelve loca de la noche a la mañana.

-Cálmate, Nico.- tomo mis brazos pero lo zarandee.

-No me digas que me calme. Sabes que algo tuvo que haber hecho para que se pusiera de ese modo.- señale la burbuja.

-En realidad creo que todos sabíamos sobre la inestabilidad de Emily en estos días.- replico Lázaro.

-¿Quién te crees que eres? Si hubieras pasado por lo mismo que ella tal vez estarías igual o peor.- lo amenace con mis colmillos.

-Deberíamos buscar una forma de romper esa cosa y no de echarnos la culpa unos a otros ¿no creen?- intervino Jimmy.

-La he presionado.- hablo Sara. Los gemelos la miraron sorprendidos.

-¿De qué manera lo has hecho?- pregunté seco.

-Necesitaba un empujón con sus poderes y la he presionado a defenderse. Nunca imagine que ocurriría algo así, comenzó a gritar cosas incoherentes sobre Edgar y el dolor. Entré en su mente para echar un vistazo pero me expulsó de repente.

Edgar, ¡maldición! No podre dejar de sentirme culpable por haberla dejado sola sin siquiera sospechar de qué pudiera ser una trampa. Ese desgraciado le ha dejado un gran trauma y ella nunca quiere hablar detalladamente de eso, no puedo obligarla ni entrar en su mente porque confío en que algún momento dejara salir todo. Ya sé lo que le hizo pero ella debe expulsarlo de su sistema para poder sanar.

-No debiste hacer eso si sabes que está débil de mente, Sara.- eleve el tono.

-Lo siento, Nicolas.- observo el suelo claramente apenada.

-Díselo a ella no a mí.

Me paré exactamente debajo de la enorme burbuja y pude divisar a Emily extendiendo su mano hacia mi dirección. ¿Estará consciente de qué estoy aquí? Salté hasta ella y con mis garras intente abrirla pero no lo logré.

-Intentaré algo.- anunció Lázaro.

Grandes descargas de electricidad impactaban en ella sin causar daño alguno. Él y su gemelo intentaron miles de hechizos algunos tan fuertes que pudieron haberla matado de no ser por lo que la protege.

-¡Eh! Tened cuidado.- les dije.

Mis garras estaban destrozadas de todas las veces que las impacte contra esa cosa. Emily no reaccionaba y se me acaban las opciones. Si ella protege nada más su cuerpo sin atacarnos quiere decir que su mente está atrapada en un recuerdo doloroso ¿no? Tal vez, si le hablo pueda oírme y así dejaría de estar en el aire dentro de una especie de esfera impenetrable. La última vez que estuvo así estaba consciente y no paraba de llorar por sus padres.

-¡Hermosa!- gritaba Jimmy.

Salte hasta quedar encima de ella y respiré hondo a pesar de no necesitarlo.

-Emily, cariño por favor déjame ayudarte. No tienes porque pasar por esto sola cuando me tienes a tu lado. Puedes confiar en mí y contarme todo lo que quieras, hasta tus ideas más locas. Si te encierras en esa celda en tu mente no podrás salvar a tus padres, ni luchar por tu vida de vuelta y yo volveré a una eterna soledad esperando por ti nuevamente.

Las manos de la mujer se movieron lentamente hasta que quedaron posadas justo en la burbuja haciéndola estallar. Ambos caímos junto con el líquido teñido de rojo aunque, sujete fuertemente a Emily para que no cayera y se diera un buen golpe. Su cabello volvió a la normalidad pero sus párpados no se abrieron, simplemente se movían intranquilos de un lado a otro. De nuevo las heridas de Edgar se mostraban en su piel, no con la misma profundidad de antes pero si eran algo abiertas. Jimmy se acerco alarmado hacia nosotros y no puedo evitar mirarla con lastima.

-Está sufriendo.- dijo invadido por la tristeza.

-Más de lo que aparenta.- dije.

-Deberías llevarla a su cuarto.- repuso Lázaro.

-Su mente se está calmando.- intervino Sara, a quien fulmine con la mirada. De no ser por ella Emily no estuviera reviviendo esto otra vez.

-Quiero estar con ella a solas.- recalque lo último y corrí hasta la casa.

Reencarnación #1  Trilogía ReencarnaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora