Emily
Todo estaba oscuro y mis brazos estaban dislocados por todo el tiempo que he estado colgada soportando mi propio peso. Me dejaron aquí sola, pudriéndome y nadie ha venido a buscarme. Mi garganta arde por la falta de agua y mi estómago ruge hambriento, lo que daría por estar con los chicos.
Al menos Jimmy, Lázaro y Nicolas estarían a salvo. Pero ¿qué estoy diciendo? Los matarán por protegerme al igual que a Charlie y Sara. Después de todo mi sueño fue una mentira porque si no como explicaba el hecho de que hubieran atacado días antes cuando Nicolas no estaba. ¡Qué ingenua! En estos momentos podría estar en mi casa haciéndola la tarea de la universidad si solo fuera una chica común y corriente pero... no habría conocido a Nicolas, los gemelos y todas esas personas que me hicieron sonreír a lo largo de este duro camino. Mis padres adoptivos a quienes tanto amo lo dieron todo por protegerme.
¿Alguna vez podría expresarle mis sentimientos a Nicolas? No seas ilusa, Emily. Morirás aquí siendo torturada por una abominación. Solo quisiera sentir esos fríos y suaves labios que pocas veces he besado. Sentir sus enormes brazos presionándome tan fuerte porque el corto espacio que nos separa es demasiado. Sus suaves caricias en mi pelo cuando me dormía. Oírlo tocar el violín una vez más. Sin darme cuenta comencé a llorar desconsoladamente. Mis mejillas ardían y todas las heridas del bosque aún se regeneraban. Un ruido metálico me alerto que extrañaría mi soledad.
-Buenos días, querida. ¿Cómo amaneces?- escupí sus pies.
-No, no. Eso no se hace, niña.- apretó mis cachetes fuertemente haciéndome llorar.
Le propine una patada en el estómago y este enfureció más.
-¡Tengo que enseñarte modales!
Saco su látigo y comenzó a golpearme con él varias veces. El dolor era desgarrador y mi ropa ya estaba toda cortada dejando ver mi ropa interior.
-Dadme el cuchillo.- ¿Qué?
Un guardia se lo tendió en la mano y lo clavo en mi fémur. Grité de dolor y lágrimas corrían por mis mejillas otra vez. Hizo pequeños cortes en mis piernas y abdomen. Seguía saliendo sangre y él solo reía como el psicópata que era.
-Eres tan... linda.- me susurro al oído. ¡Degenerado!
-¡Me das asco!- dije fuerte. Lamió todo mi cuello con su asquerosa lengua.
-Sabes tan dulce. Tú me convertirás en alguien invencible, Emily.- zarandee mis brazos protestando.
Observo por un momento el brazo que contenía la cicatriz en forma de estrella ¡Rayos! ¿Por qué tenías que marcarme ancestra?
-¿Anastasia? ¿Estás ahí?
¿Cómo sabía sobre ella? Claro, cuando nos ataco en Inglaterra ella quiso salir pero solo lo hizo a medias para que no nos descubrieran. ¡Estúpida! Se dio cuenta porque mi poder es el agua no el fuego. Lo que daría porque estuvieras aquí otra vez, al menos no estaría sola.
Pero si aquí estoy.
¿Anastasia? Pero ¿cómo?
Después hablaremos de eso. ¿Por qué este demonio nos está lastimando?
Por ser lo que soy. ¿Me ayudas a huir de aquí?
No puedo. Tu amiguito el brujo me quito mis poderes y aun no los recupero del todo. Me costó mucho salir de ese rincón de tu cabeza y luego para hablarte fue peor. ¡Tienes que pelear!
¡No puedo! Mi cuerpo no responde.
-¿Qué ha pasado con ella?- nos interrumpió.
-No te lo diré.- repliqué.
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Reencarnación #1 Trilogía Reencarnación
FantasiaEmily Collins es una sacerdotisa común y corriente hasta que descubre que alguien más vive dentro de su cuerpo. Una bruja del siglo XVII con poderes del fuego y una terrible sed de venganza por el vampiro que la mato. Nicolas Walker entra misterios...