Capítulo 42: El juicio y un par de ojos negros

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Emily

Unos hombres vestidos con túnicas negras y máscaras blancas en su rostro entraron en la habitación, amenazantes sin decir ni una palabra. Jimmy y Lázaro se colocaron frente a mí a la defensiva con sus respectivas bolas de energía listas para atacar. Charlie cubrió a su esposa con su cuerpo porque ella se encontraba en trance, seguramente viendo el futuro. Sólo espero que todo esto acabe pronto y pueda volver a mi vida normal.

-¿Qué quieren?- pregunto Lázaro. Señalaron hacía donde me encontraba. Trague saliva.

-Iremos con ella.- dijo decididamente Jimmy.

Los impuros no pueden venir sólo la necesitamos a ella.

Voces lúgubres invadieron mi mente. Era como estar en una cueva repleta de personas lastimadas pidiendo a gritos auxilio mientras que golpes y huesos rotos resonaban. Observe a mi alrededor y supe que todos habíamos escuchado lo mismo. Los gemelos intentaban mantener la compostura pero era inútil, esos seres frente a nosotros trasmitían mucho miedo y parecían sacados de una leyenda urbana. Uno de ellos poso sus ojos color sangre en mí y vaya error cometí al verlo, sentí como una oleada de maldad se apoderaba de mi cuerpo. Divisaba una cueva inundada con calaveras adornando el suelo rocoso y una luna de sangre en el punto más alto de ella. Eso era imposible ¡es una cueva!

Emily, no lo mires.

¡Aparta la vista!

¡Emily!

Anastasia gritaba sin parar en mi mente provocándome dolores de cabeza. No podía responderle porque estaba atrapada en esos ojos de un rojo carmesí tan intenso. Me encontraba caminando hacia la luna roja, debajo de mis pies todo era lava y no me quemaba; más bien era agradable. La silueta de un hombre me ofrecía una mano mientras me acercaba más y más a él. Sus grandes ojos negros como la noche recuerdo haberlos vistos en otro lugar. Un sonido de madera rota se podía escuchar a la lejanía por más que quisiera ver que era, no podía.

-Emily, reacciona.

Nicolas se encontraba frente a mí observándome con sus centelleantes ojos verdes llenos de preocupación. No sabía muy bien que acababa de ocurrir pero un líquido espeso salía de mis ojos recorriendo mis mejillas rápidamente.

-¿Qué te ha ocurrido?- pregunto horrorizado. Limpié las lágrimas con mis manos y al verlas me horroricé, era sangre.

El líquido espeso que salía de mis ojos era sangre, tan roja como la mismísima luna de mi sueño o como quieran llamarle. Los gemelos me observaron inquietos y nadie dijo nada. La puerta estaba destruida con que de allí provenía el sonido.

-¿Q-qué hice?- pregunte asustada.

-Esperaba que pudieras decírmelo.- respondió Nicolas tragando con dificultad. El aroma de mi sangre aun surte efecto en él.

Los hombres con máscara formaban un círculo alrededor de nosotros y el de los ojos rojos me observaba con expresión divertida desde una esquina de la habitación. ¿Por qué están a la defensiva?

-¿Estás bien?- pregunto preocupado.

-Sí.

-Creo que deberíamos irnos. Estoy seguro- lo interrumpí.

-Nicolas, sabes muy bien la razón por la que estamos aquí. Aún queda una pizca de esperanza y no pienso irme hasta hablar con ellos.- levante la voz.

-Pero no es seguro.- intento tomar mis manos pero me aparté.

-Eso lo sabíamos antes de venir aquí. Acaso, ¿descubriste algo?- la mandíbula se le tenso durante una fracción de segundo. Enarqué una ceja esperando su respuesta.

Reencarnación #1  Trilogía ReencarnaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora