Capítulo 34: Amor mío, despierta

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Nicolas

Jimmy, Lázaro y yo nos encontrábamos derrumbando a todo demonio o vampiro que se nos atravesara. He pasado los últimos tres días sin cazar, dormir y ni estar quieto en un solo lugar porque la preocupación era más fuerte que todo eso. Tres días sin Emily, sin su risa, sus locuras de niñas y los gemelos no eran los mismos sin ella. Todos nos sentíamos mal por lo que ocurría y no podíamos estar tranquilos sabiendo que ella estaba sufriendo en alguna parte de cualquier dimensión. Cuando triangulamos su ubicación Charlie contacto con un amigo que nos dio algo de este lugar, así Lázaro pudo encontrarlo y ahora nos encontramos aquí para llevárnosla.

-¿Dónde tienen a Emily?- le pregunté a un demonio que tenía entre mis manos.

-¡Ja! ¿El mounstro?

-¿Qué has dicho?- entre en su mente y me dijo todo lo que quería saber.

-La mestiza se encuentra en la torre norte, último piso, tercera celda a la izquierda.- este poder era útil a veces.

-¡Ve tras ella! Nosotros nos encargaremos.- me grito Lázaro.

Corrí hacia la torre norte y muchos demonios la custodiaban. Luche contra ellos y solo unos pocos quedaron vivos con heridas graves. Nadie se interpondría entre ella y yo. Por lo visto Edgar no se encontraba si no ya me hubiera enfrentado y lo hubiera gozado. Lázaro y Jimmy no dudaron en venir porque insistían en que necesitaría su ayuda y, estaban en lo cierto. Me detuve frente a la celda que me indicaron y le di una gran patada con toda mi fuerza, la puerta salió volando en pedazos. Me horrorice al verla.

Emily estaba colgada de un tubo con unas cadenas que cortaban su circulación en las muñecas, su ropa estaba toda cortada dejando ver su piel lastimada; todo su cuerpo tenía heridas cicatrizadas, recién hechas o tan profundas que no sanarían tan fácilmente a pesar de su poder. Su cabello enmarañado y sudado pegado a la frente, un cuchillo clavado en el fémur y otro en su abdomen. Los brazos dislocados del esfuerzo de cargar su peso de esa manera. Quede en shock, no podía creer que mi Emily hubiera pasado por tanta tortura. Me las pagaras en serio Edgar, juro que lo harás.

Acorte la larga distancia que nos separaba en cuatro zancadas y toque su rostro suavemente, no se movió. Su corazón seguía latiendo pero muy débil. Corté las cadenas con mis garras y la sujete entre mis brazos, le extraje las navajas del cuerpo. Estaba deshidratada. Podía ver su sostén de encaje negro roto junto con su piel desnuda. Me quité la camisa quedándome en franelilla para cubrir su cuerpo con ella, no quería seguir viendo eso.

-Nicolas, ¿La tienes?- pregunto Jimmy entre jadeos. Observo mis brazos y ahogo un grito.

-¡Salgan de ahí!- nos grito Lázaro.

Salí al pasillo con Emily en brazos y nos tenían rodeados. Demonios, vampiros y pocos brujos formaban un círculo a nuestro alrededor con sus manos levantadas, listos para matarnos al solo mover un músculo. Lázaro intento deshacerse de ellos pero le lanzaron un rayo desde las sombras, Edgar.

-No te vas a llevar a mi muñeca, Nicolas.- proferí un gruñido bien alto y le enseñe mis colmillos.

-Emily no es una muñeca.- rugí.

-Esa pobre chica ha sido la única en aguantar todas las etapas de mi tortura. Bueno, casi todas. La última la estaba poniendo a prueba apenas.- rió.

-Lamento informarte que no pondrás otra mano encima de ella.- rugió Jimmy.

-Pasaras sobre nosotros.- lo secundo su hermano.

-Bien, que así sea. ¡Mátenlos!- dio la orden y huyo tras un portal el muy cobarde.

Todos lanzaron hechizos al mismo tiempo pero ninguno nos dio. La chica en mis brazos se levanto con los ojos en blanco y creó una barrera protectora muy fuerte. Los gemelos y yo nos quedamos anonadados ante su aura pura que nos protegía. Los que estaban del otro lado de la barrera comenzaron a huir pero no todos lo lograron. Esquirlas de hielo volaron por el sitio dejando a su gran mayoría muertos en el suelo. Emily después de protegernos se derrumbo y la sujete antes de que su cabeza tocara el suelo.

Reencarnación #1  Trilogía ReencarnaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora