Capítulo 49: Que la batalla comience

10 3 0
                                    

Anastasia

Mi vida entera la he pasado escondiéndome de seres que deseaban matarme por ser más fuerte que ellos, brujos y brujas que se hacían pasar por mis amigos cuando lo que querían era hacerme daño. Un día tuve una muy buena amiga bruja o eso pensé yo, siempre jugábamos en las montañas o en los prados de los pueblos cercanos, contábamos nuestras anécdotas, inventamos juegos y canciones todo era en esencia perfecto hasta que, me dio una manzana envenenada justo como con Blancanieves. El chico que me gustaba en esos momentos sabía de la fruta envenenada e intento advertirme, haciendo caso omiso a sus palabras me lleve la manzana a la boca pero él justo antes de probarla la arrebato de mis manos dándole un leve mordisco que le causo la muerte instantánea. Si no hubiera sido tan ciega ante las verdaderas intenciones de mi supuesta gran amiga tal vez Jeremy no estaría muerto desde hace tanto tiempo. Después de ese evento deje de confiar en los demás, simplemente actuaba lo más educada posible sin relacionarme y mis padres se dieron cuenta de eso. Insistieron miles de veces que les dijera lo que había sucedido pero me negué para protegerlos, no quería que se enteraran que a nadie le agradaba su hija. A mis dieciséis años los asesinaron despiadadamente sin encontrar rastros del posible culpable. Me crie junto con mi tía que me adoraba por ser tan extraña como ella y me enseño todo lo que pudo sobre la magia de fuego, así fue como decidí buscar venganza por mí misma. Si nadie podía encontrar a su asesino yo lo haría. Deambule de aquí para allá durante cinco años y cuando por fin me había dado por vencida llegaron a mis oídos las horripilantes historias de Sebastián Winslow quien en ese entonces se hacía llamar el rey de los demonios y nadie conocía su verdadero nombre. Sospeche de él al principio pero dudaba de que un hombre tan hermoso pudiera hacer tales cosas sin embargo, guarde mis sospechas en el fondo de mi corazón. Este hombre se entero de lo que había sucedido en un pueblo muy lejano con un par de vampiros y demonios que intentaron dañarme, corrió en mi auxilio y acepte gustosa en recibir su ayuda; después de todo era un hermoso demonio y muy caballeroso. Con lo que no contaba es que se obsesionaría conmigo hasta tal punto de no dejarme salir de su palacio, al darme cuenta de la clase persona que era huí y no di vuelta atrás. Luego de unos meses comenzaron las masacres a las brujas por doquier, los asesinatos eran igual de sangrientos a los de mis padres y en ese momento fue que descubrí que él era su asesino. Intente durante días no hacerle caso a las noticias en los pueblos pero fue inútil, la Anastasia buena y educada que criaron mis padres salía a ayudar a los otros a pesar de que ellos nunca habían sido buenos con ella. Se entrego a Sebastián una vez más y se caso con él, cada noche el demonio entraba a mi habitación para intentar seducirme pero utilizando mi magia comencé a crear pociones de sueño para que me dejara en paz y creyera que habíamos pasado la mejor noche de nuestras vidas. Después de dos largos años soportando a aquel ser, un sacerdote muy apuesto y raro para su especie que conocí en un baile empezó a acortejarme a pesar de tener conocimiento sobre mi querido esposo. Poco a poco me fui enamorando perdidamente de él hasta que creció un fruto de ese amor y Sebastián lo descubrió. Colgó el cadáver de mi amor justo frente a las puertas del castillo para que todos vieran lo que pasaba si le desobedecían, oculte a mi bebita y se la lleve a mi tía con la esperanza de que sobreviviera a todo esto. Sebastián mando a sus sirvientes tras de mí para que me llevaran ante él, luche duro y al final no pude escapar en Tyburn dónde el vampiro de ojos verdes me asesino antes de que él lo hiciera. Ahora estoy de nuevo en este mundo a través del cuerpo de una descendiente de mi sangre y no dejaré que este ser vuelva a poner una mano sobre mi familia.

-¡Eh, Sebastián!- exclamé llamando su atención por la cual no tuve que insistir mucho después de todo.

-¡Anastasia!- grito de emoción.

Emily me había cedido su cuerpo solo unos momentos para poder ayudar a sus amigos, incluyendo al vampiro que me mato y no sé por qué extraña razón no le guardo tanto rencor. Todos me observaron con cautela mientras asimilaban lo que acababa de ocurrir. Sí, Emily ya no está aquí sino que he salido a dar un paseo con mi enemigo.

Reencarnación #1  Trilogía ReencarnaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora