Capítulo 23 - Déjate Llevar

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MARIO

El camarero nos trae nuestro plato y bebidas, Alessa no ha dejado de asombrarse por todo lo que hay en la isla, sus ojos están iluminados y me gusta ser el causante de esa reacción. Ayer en la noche me había tocado arreglar todo los detalles para poder traerla aquí, sabia que me arriesgaba en elegir una avioneta para llegar a la isla pero algo me decía que tenia que intentarlo, tuve que llamar a Edgardo tarde en la noche, por suerte estaba disponible para traernos hasta acá el día de hoy.

La idea que pasa por mi cabeza en estos momentos es volver a casa y tener sexo con ella hasta no poder mas, tengo que tranquilizarme y enfocarme en hacer que disfrute el paseo. Saque toda mi fuerza de voluntad para salir con ella de la habitación hoy en la mañana, solamente le he dado satisfacción sexualmente a ella pero ya me muero por hacerla mía.

—Cuéntame de tu familia.

Me habla Alessa sacándome de mis pervertidos pensamientos, oh no, tema delicado, no tengo ganas de hablar de eso en estos momentos.

—En otro momento, ¿ya terminaste de comer?

—¿Por qué no me puedes hablar sobre tu familia?

—Porque si ya terminaste de comer quiero llevarte a la playa.

Con eso consigo que olvide el tema, porque la idea de ir a la playa la ha emocionado, agarramos las bicicletas para devolverlas al local de alquiler y mientras ella entra a un local donde venden bloqueador solar yo voy un momento a la tienda donde venden los accesorios con materiales reciclados, ya estoy esperando a Alessa fuera del local y aun nada que la veo salir, me desespera estar esperándola y decido entrar.

Lo primero que veo es a Alessa tratando de ayudar a un anciano como de trescientos años a alcanzar un producto que esta en la parte superior del estante, luego se queda hablando alegremente con el como si yo no la estuviera esperando, de mala gana comienzo a caminar para llegar hacia donde esta ella y el viejo decrepito.

—¿Ya has terminado?— Le digo secamente, Alessa me mira sorprendida y el viejo me voltea a ver.

—Muchas gracias mi niña.— Le dice el viejo decrepito a Alessa, ella le devuelve una sonrisa y camina hacia la salida sin esperarme.

—¡Hey Alessa!

Sale del local y camina mas rápido de lo normal, la estoy llamando pero no quiere detenerse, al poco tiempo logro alcanzarla y ni me voltea a ver.

—¿Y ahora qué te pasa?

—¿A mi? absolutamente nada.

—Entonces, ¿Por qué estas así?

—¿Por qué fuiste tan grosero?— Se detiene en seco lo que hace que yo me detenga también.

—Estaba esperando que salieras rápido de ese estúpido local para llevarte a la playa y tu demorabas una eternidad.

—Estaba ayudando a ese señor, no podía alcanzar el producto que quería y le ofrecí mi ayuda, ¿Qué tiene eso de malo?

—Tu no tienes porque estar ayudando a nadie, el podía pedirle ayuda a los encargados del local, seguro y estaba solo lujuriándote, maldito viejo verde.

—¿Es en serio?

—¿Qué?

—Eres de lo peor.— Me dice y sigue caminando con pasos mas rápidos que antes.

—Ok Alessa, ok, ok, lo siento.

—¿Qué sientes? ¿comportarte como un imbécil?

—No, bueno si, lo siento ¿ok? solo me ha cabreado estar tanto rato esperando por ti afuera.

ANTES DE TODODonde viven las historias. Descúbrelo ahora