Capítulo 33 - Verdades Ocultas

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MARIO

—¡Mario André! que sorpresa verte aquí hoy.

—No te hagas la tonta, sabes perfectamente porque estoy aquí.

—¿Qué se supone que debía hacer? esa mujer llego aquí con un niño detrás de ella, y diciendo que es tu hijo.

—Y tu muy rápido le diste mi dirección sin ni siquiera pedirme autorización. ¿Ni a ti te he compartido la ubicación de mi apartamento como diablos la conseguiste?

—La tiene tu abuela entre sus papeles.

—Así que ahora te la pasas husmeando entre las pertenencias ajenas, ¿por qué no te largas de nuevo de una vez por todas y dejas de meterte en mis asuntos?

—¡No le hables así a tu madre Mario!— Mi padre viene bajando las escaleras y me mira con enfado, ¿acaso yo tengo la culpa de lo entrometida que es?

—No le he dicho nada que no sea cierto.

—Es tu madre y debes respetarla.

—El mismo respeto que le tuvo a su familia cuando se largo como puta con ese hombre.

—¡Ya es suficiente! estas bastante grandecito para estas chiquilladas Mario, te guste o no, es tu madre y esta conmigo ahora, así que por lo menos merece respeto de tu parte.

—Tranquilo amor, la noticia de que tiene un hijo lo debe de tener en estado de shock aun.— Le dice Lucy a mi padre mientras lo agarra por el brazo.

—Ese niño ni siquiera es mi hijo, así que no hables como si lo fuera.

—Es muy parecido a ti.— Me dice Lucy.

—¿Tu lo has visto?— Le pregunto a mi padre.

—No, Victoria estuvo aquí mucho antes de que yo llegara a casa, pero tu abuela si lo ha visto y me comento que el parecido contigo es fuerte.

Mierda, mierda y mas mierda, es lo único que me faltaba, eso me pone aun mas nervioso.

—Tienes que arreglar este asunto Mario, si ese niño resulta ser tu hijo tienes que tomar tus responsabilidades sobre el.— Me dice mi padre con una mirada de preocupación.

—Lo se, no he dicho lo contrario, pero no creo que sea mi hijo, así que hare la prueba de paternidad y así salir lo mas rápido posible de esta situación que no es de mi agrado.

—Hijo, se que toda esta situación es complicada, pero te pido por favor que tomes las cosas con calma y pienses con la cabeza fría.

—Con el solo hecho de estar aquí significa que estoy pensando con cabeza fría ¿no te parece?

Mi padre solo asiente, en ese momento entra mi abuela por la puerta principal y al verme se acerca a mi para darme un abrazo, al mismo tiempo que sale mi padre con Lucy y nos dejan solos.

—¿Cómo te sientes hijo?

—Con la esperanza de que no sea mi hijo Tata.— Mi abuela me mira con una mezcla de cariño y preocupación.

—Todo va a estar bien ya veras.— Trata de animarme y me da unas palmadas en el hombro. —¿Te quedas a cenar?

No quiero compartir la mesa con Lucy pero ya no me queda más remedio, no le puedo decir que no a mi abuela.

—Esta bien.

Ya estamos todos sentados en la mesa y antes de empezar a comer llega Rafael.

—¿Tu por aquí? ¿Qué mosca te ha picado?

ANTES DE TODODonde viven las historias. Descúbrelo ahora