Capítulo 39 - Somos Nada

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ALESSA

Camino en dirección al auto de Mario sintiendo que Víctor me sigue detrás, me volteo para dirigirme a el.

—¿Qué haces?— Le digo a Víctor con rostro serio.

—¿Ahora tienes guardaespaldas?— Me pregunta con cara de sorpresa y molestia.

—¿De que hablas? Además no tienes que venir tras de mi, ya puedes irte.— Esta mirando a Mario y lo veo dudar en si debe irse o no.

—Esta bien, te escribiré.

Víctor se dirige a la clínica al mismo tiempo que yo vuelvo a dar media vuelta para seguir caminando hacia donde esta Mario, el cual al llegar no me dirige la palabra solo abre la puerta del copiloto para que yo pueda entrar.

Pasan cinco minutos en total silencio mientras Mario solo se dedica a manejar con su mirada al frente, son los cinco minutos mas eternos de mi vida, decido quebrar ese silencio porque me siento incomoda.

—¿Estas molesto?— Por fin dirige su vista hacia mi, pero su semblante es neutral.

—¿Debería estarlo?

—Es que no me has dicho ni pío, ¿Cómo sabias que estaba en ese lugar?

—Configure tu celular para que compartiera tu ubicación con el mío.— Me responde como si fuera lo mas normal del mundo.

—¿Con que permiso hiciste eso? no puedes hacer ese tipo de cosas, tu y yo no somos nada.— Puedo notar como tensa su mandíbula, y baja la velocidad para estacionarse a un costado de la carretera. —¿Qué haces?— Mario suelta su cinturón de seguridad para poder voltear su cuerpo en dirección al mío.

—Te voy a hacer una pregunta y te pido que me respondas sinceramente.

Mario me mira directo a los ojos y el reflejo del sol hace que le brillan esos ojos verdes en los cuales me gusta perderme.

—Ok.

—¿Aun sientes algo por tu novio niño bueno?

Su pregunta me saca del balance porque no creí que me preguntaría eso, es claro que ya no siento nada por el, ya no hay amor... aunque al analizarlo no estoy cien porciento segura, han pasado solo días desde nuestra ruptura, quizás aun le tengo cariño, un cariño que no va a desaparecer de la noche a la mañana.

—Nada amorosamente.

Mario suspira y sigue con su mirada fija sobre la mía.

—¿Te ves en un futuro volviendo con él?

—¡Claro que no! después de lo que me hizo ¿crees que tengo ganas de volver con él?

—Pues tu dímelo porque tus acciones me hacen pensar todo lo contrario. Se supone que en estos momentos deberías estar en mi apartamento y lo que hago es encontrarte en un restaurante charlando alegremente con el imbécil.

—Tu no puedes ordenarme que hacer o que no hacer.

—Cierto... porque no somos nada ¿verdad? ya me lo dejaste bastante claro.

—No es lo que quiero decir...— Me interrumpe.

—Es exactamente lo que quieres decir, si lo que deseas es que te lluevan flores con una propuesta de que seamos novios te vas a quedar sentada porque yo no tengo quince años, si para ti todo lo que ha pasado estos últimos días nos hace ser nada, entonces quizás estas esperando mas de lo que yo puedo ofrecerte.

Su reclamo me deja sin aliento, solo al imaginarme estar sin Mario siento un pinchazo en el pecho y eso es algo nuevo. Estoy aterrada porque esta situación es nueva para mi y las cosas han pasado tan rápido que aun estoy aturdida.

ANTES DE TODODonde viven las historias. Descúbrelo ahora