Capítulo 13 - Un Malentendido

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MARIO

Me despierto por Rocky que comienza a lamer toda mi cara, instintivamente estiro mi brazo a mi lado en busca de Alessa pero estoy solo. Me siento sobre la cama un poco confundido pensando que lo abre soñado, pero lo dudo al momento en que huelo la almohada a mi lado y tiene aun el leve aroma del perfume frutal de ella. ¿Dónde diablos se metió? me levanto para ir al baño y no esta, no se encuentra dentro de mi habitación. 

Bajo las escaleras y me encuentro con Eva quien esta en la cocina preparando el desayuno, muevo mi cabeza en diferentes direcciones buscando a alguien que al parecer ni siquiera esta dentro de mi apartamento.

—Ya se fue hace unos minutos.

—¿La viste salir?

—Si, yo estaba llegando y salió por esa puerta como alma que lleva el diablo. 

Suspiro y me siento en una de las sillas del desayunador, Eva se voltea para mirarme y trata de suprimir una risa. 

—Ya suéltalo. 

—Jaja, no creas que me estoy burlando Mario pero la tenias que haber visto, ¿qué le hiciste para que se fuera corriendo así?

—¿Yo? nada... es raro.— Bueno si le hice algo, pero no para que se escapara como fugitiva, bastante disfrutamos mientras mi lengua estaba saboreando su clítoris. 

—Bueno... toma una cucharada de tu propia medicina jovencito. 

—¿A que te refieres?

—Pues que ya sabes lo que se siente, así quedan las chicas con las que haz salido cada vez que sales corriendo de su cama. 

—No te voy a contar mas nada Eva. 

—Y si no me la cuentas a mi ¿entonces a quien? Bah, ya quita esa cara y atiende a Rocky.

—Te recuerdo que yo soy el que manda en esta casa. 

—Y yo la que mantiene en orden tu hogar, así que mueve ese trasero y saca al pobre perro de paseo.

No puedo evitar reírme y hago lo que Eva me dice, es como si fuera mi madre, me hubiera gustado mas tener una mamá como ella, me hubiera ahorrado muchas episodios traumáticos en mi vida.  

Luego de una hora estoy de vuelta con Rocky, nuevamente sentado en el desayunador comiendo yogurt con granola y frutas junto con un vaso lleno de jugo de naranja. Ya le había contado un resumen a Eva del porque estaba Alessa en mi apartamento, Eva sabe perfectamente que no traigo mujeres a mi hogar y tengo la confianza de contarle todo, o bueno, casi todo.

—¿Sabes que? nunca se me ocurrió romperle los vidrios del carro a mi ex esposo, me gusta esa chica. 

—Es grave lo que hizo Eva, estoy un poco preocupado por eso, si investigan y ven su rostro en las cámaras de seguridad se va a meter en serios problemas. 

—Pues lo menos que puede hacer ese tal Víctor es ni siquiera poner la denuncia contra ella, seria el colmo, los hombres son de lo peor. 

—¡Oye! Yo soy hombre. 

—Tu tampoco te salvas jovencito, santo no eres, lo siento si me meto en lo que no me importa pero que yo sepa no es de tu tipo, no le regales tu otro corazón roto, no creo que se lo merezca, vi como la veías y te preocupabas por ella pero ya sabemos como eres Mario.

La miro fijamente, ¿que? yo jamás le seria infiel a ella, no tendría porque, pero se a lo que se refiere Eva, me aburro rápido de las mujeres... ¿me aburriría de Alessa? eso lo dudo mucho.

ANTES DE TODODonde viven las historias. Descúbrelo ahora