Capítulo 48 - No Entiendo

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ALESSA

Ya habían pasado treinta minutos desde que le envié un mensaje de texto a Susy para que me viniera a recoger. No voy a estar aquí sentada esperando por alguien que claramente no le ha importado dejarme sola.

La abuela de Mario no ha parado de conversar conmigo, es una amable señora que trata de hacerme sentir mejor, pero quien debe solucionar la situación es Mario no sus familiares.

Recibo un mensaje de texto en mi celular con la esperanza de que sea Mario pero es mi amiga.

"Según la aplicación estaré llegando en quince minutos."

Suspiro para aliviar un poco la decepción que siento en estos momentos, no estoy decepcionada de Mario aunque en parte si, pero más decepcionada estoy de mi, por ser tan cabeza dura y no ver las cosas como son.

Mientras Tata sigue hablando yo solo puedo dedicarle sonrisas y respuestas con pocas palabras. Es interesante su conversación pero en estos momentos tengo en mi cabeza muchas cosas que no me dejan enfocarme.

"Estoy a cinco minutos."

Recibir ese mensaje me acelera el corazón porque se que no debo huir como una cobarde pero tampoco quiero enfrentarme a cosas para las cuales no estoy preparada.

Con todo y eso me disfrazó de un poco de valor para caminar dentro de la casa, con la esperanza de encontrar a Mario solo y sentado en algún lugar.

Entro y es un desierto, no hay nadie en la plata baja, subo al segundo piso y cuando decido rendirme escucho voces, camino pasando unas cuantas puertas tratando de encontrar de donde provienen, se que una de las voces es de Mario, su voz la puedo distinguir a kilómetros de distancia, así de mal me tiene.

Me detengo frente a la puerta de donde proviene un intercambio de palabras, el poco valor del que me había disfrazado me hace querer abrir la puerta pero lo que escucho a continuación hace que ni siquiera pueda moverme.

—Tienes que irte conmigo, es la única solución.— escucho la voz femenina que también para mi mala suerte logro identificar.

—¿De cuanto tiempo estamos hablando?— Le interroga Mario.

—El que sea necesario, sabes que te necesito, sin ti no podré continuar con esto.— Le responde Victoria.

—Dame solo unos días...

Me alejo de la puerta como si la cerradura me hubiera quemado los dedos, los latidos de mi corazón son tan fuertes que siento que se escuchan en todo el pasillo, el poco valor que tenía sale corriendo y se esconde sin querer regresar a mi.

Bajo las escaleras sin ni siquiera percatarme de lo rápido que salgo y trato de pasar desapercibida entre las personas para llegar a la entrada principal de la casa donde en cualquier momento llegará Susy. 

No tengo que esperar por mucho tiempo, mientras mis tacones tocan el asfalto ya puedo ver el auto el Susy asomarse por una esquina. Se detiene frente a mi alumbrándome con sus luces delanteras, doy una ultima mirada atrás, quizás con la esperanza de que Mario aparezca rápidamente pero no estoy en un cuento de hadas. Suspiro pesadamente, camino pocos pasos rodeando el carro y abriendo la puerta para adentrarme en su fresco interior. 

—Alessa Collins... —Susy me mira con rostro serio pero no enojado, al contrario, refleja comprensión. —Te voy a decir las mismas palabras que me dijiste una vez... si te tragas todo lo que sientes, al final te ahogas.

Mis lagrimas salen por si solas empapando mis mejillas y de seguro corriendo el poco maquillaje que tenia sobre mi cara. Es un llanto silencioso, los sollozos se niegan a salir cuando hace un rato solo faltaba poco para acabar llorando sobre las piernas de la abuela de Mario. 

ANTES DE TODODonde viven las historias. Descúbrelo ahora