—¡Explícame que no entiendo nada. —digo alterada mientras conducía hacia el hospital— ¿Cómo pasó?
—Estoy segura que sabes como pasó. —contesta— Sabes perfectamente como hacer un bebé, no te hagas.
—¡Claro que lo sé! Me refiero a ¿por qué dices que estás embrazada?
—Creo estarlo, es diferente. —aclara ella.
—Eso. —me detengo en el semáforo — ¿Sientes algo raro? ¿Tu período no te llegó? —la veo antes de acelerar.
—Pues no, tengo dos semanas de atraso. La boca no me para y yo nunca he sido tan comilona, esa eres tú. —bromea.
—Muy graciosa. —le lanzo una mirada asesina —¿Tienes náuseas o mareos?
—No tenía. —baja el cristal de la ventana y toma aire —Ahora que pasaste esa rotonda creo que voy a vomitar. ¡Conduces pésimo! —acusa.
—¿Por qué crees que tengo a Matamoros? —digo obvia —Soy un peligro al volante.
—De saberlo conducía yo. —asiente.
—Bueno ya está. —estaciono el auto —Llegamos vivas y no te pasó nada así que... ¿Estás bien? —la veo preocupada.
—¿Me ayudas? Creo que me voy a desmayar. —dice antes de cerrar los ojos y caer inconsciente.
—¡Eunice no! —reacciono dando leves golpes en sus mejillas que estaban pálidas —¡Enfermera! ¡Ayuda!
Me bajo del coche y abro la puerta del asiento del copiloto cuando dos enfermeros vienen con una camilla, la suben y corren hacia emergencias. Al colocarle un algodón con alcohol cerca de la nariz despertó, solo había sido un desmayo, pero tendrían que revisar sus signos vitales y por supuesto, hacerle exámenes de sangre para descartar cualquier cosa; al fin y al cabo habíamos venido justamente para eso.
—Me diste un gran susto. —digo cuando terminan de extraerle la sangre aún con su mano agarrada a la mía.
—Perdón, pero es que sí eres un peligro sobre ruedas. —se burla y volteo los ojos.
—No debería hacer esfuerzos, ahora le traerán algo de comer. —dice la enfermera —Los resultados de sus análisis estarán dentro de una hora más o menos.
—Gracias. —ella asiente y se retira.
—Pues nada, esperar los benditos resultados. —me siento junto a ella en la cama.
Seguíamos esperando en la habitación de aquel hospital; Eunice se había dormido mientras le acariciaba el cabello, pero luego había despertado cuando mi celular comenzó a sonar, era Luis. Se había quedado preocupado por mi rápida salida del departamento hace un rato, lo calmé un poco explicando que estaba con Eunice y que ella necesitaba mi ayuda en algo, claro sin decirle nada a petición de la misma Eunice.
—¿Por qué tanto misterio? —cuestiono acercándome a ella —Si estás embarazada tienes que celebrar no callarlo.
—Eso si es que estoy embarazada. —aclara —Aunque de estarlo lo callaré por unos días, tengo que planear algo para darle la sorpresa al papá.