XI. Interrupciones.

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Pasan unos instantes antes de que mi móvil vuelva a sonar al llegar un mensaje con la ubicación del restaurant. Sabía cual era, de hecho Luis y yo acostumbramos ir hace años, nos gustaba porque es un lugar tranquilo y apartado, supongo que por eso lo escogió.
Decido comenzar a arreglarme, ya me había duchado solo necesitaba cambiarme de ropa y retocar un poco mi maquillaje, cuando lo estoy haciendo suena mi teléfono otra vez indicando la llegada de otro mensaje.

Ya no aguanto las ganas de verte. ¿Quieres que vayamos a celebrar después?


¿Celebrar qué?  Yo aún no he aceptado ser tu socia.

Solo quería jugar un poco con él, era obvio que aceptaría su propuesta pero no se la dejaría tan fácil.

¡Que mala eres! Pero te voy a convencer... Como sea.

Inconscientemente una sonrisa se dibuja en mis labios y se borra cuando la puerta se abre de pronto dejando ver a León curioso.

— ¿Vas a salir? --se apoya en el marco de la puerta y se cruza de brazos al verme salir del closet con mi vestido naranja.

— Es obvio no crees, ya no aguanto ni un segundo más aquí. --me acomodo las ondas de mi cabello-- ¿Necesitas algo? Sabes que no me gusta que me miren mientras me arreglo. --sólo una persona podía hacer eso.

— No, solo que me preocupo por mi esposa. --se retira y yo suelto una risita irónica, su esposa.

— Bueno pues tú esposa va a cerrar un negocio muy importante. --le sonrío a través del espejo.

— Mi amor, no me gusta que estemos mal. --se acerca a mí.

— Ahí te equivocas cariño, tu y yo no sabemos lo que es estar bien. --me alejo para colocar me los pendientes a juego con el vestido.

Tomo mi celular para enviarle un mensaje a Matamoros y escucho salir del cuarto a León resoplando. Solo lo ignoro y continúo escribiendo.

Prepara el coche, vamos a salir.

Cuando bajo las escaleras paso de largo hacia la puerta principal, León estaba sentado en su sillón con una copa de Coñac en la mano mientras veía hacia afuera por lo que sigo mi camino hasta salir al jardín donde ya me esperaba Moros.

— ¿Dónde la llevo Doña? --dice una vez estamos listos para salir.

— No sabes lo que significa tutear ¿verdad? --niega-- Ok, algún día me llamarás por mi nombre sin pedírtelo. --me inclinó un poco hacia delante-- Te pondré la dirección en el GPS, hace mucho tiempo que no voy.

Matamoros me observa como un bicho raro una vez que ve al lugar a donde nos dirigimos.

— Suéltalo ya, sabes que te voy a contestar.

— ¿Cómo sabe que le quiero preguntar algo? --arranca el coche.


— Te conozco, además no dejas de mirarme raro, como si fuera un alien o algo así. --ríe pero concuerda.

— Perdón Altagracia no quería molestarte. --dice volviendo su mirada al frente.

— Ok disculpas aceptadas, solo porque me tuteaste. --pasan unos minutos hasta que me decido a contarle-- Voy a verme con José Luis.

𝑺𝒊 𝒕𝒆 𝑨𝒕𝒓𝒆𝒗𝒆𝒔 ♥︎ |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora