VII. Bola de cristal.

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Cuando Jose Luis salió por la puerta de mi oficina y volví a quedarme sola sentí un vacío que no puedo explicar, una sensación que ya había vivido antes... Hace cinco años cuando lo alejé de mí, pero ésta vez siento como si él me dejara a mí.

5 años atrás....

Hola amor... --entra Jose Luis dirigiéndose a mí para dejar un suave beso sobre mis labios. Al separarse lo tomo de las mejillas volviéndolo a besar, como si no quisiera que no se alejara jamás. El beso no es como el primero, es más tierno pero a la vez apasionado, es el último.
Cuando nos separamos está sonriente y su mirada tiene algo especial, paso mis manos por todo su rostro. Acaricio sus mejillas encontrándome con una incipiente barba, no dejo de de observar su boca, así como cada cada gesto que hace guardándolos en mi memoria.
Al verlo así, delante de mí y mirándome a los ojos mientras sonríe como lo haría cualquier hombre enamorado no puedo evitar sentirme culpable porque sé que no me mirará así más tarde, luego de romperle el corazón.

— ¿Qué te pasa mi vida? --es él quien acaricia mi mejilla esta vez-- Ven te tengo una sorpresa, espero que te guste. --toma mi mano para que lo acompañe fuera de la habitación-- Sé que no te gustan las sorpresas pero mañana es un día especial y quiero que lo celebremos juntos. --continúa hablando mientras bajamos las escaleras hasta llegar a la sala y detenernos frente a mi sorpresa.

— Luis está hermoso

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Luis está hermoso. --miro hacia arriba tratando de contener las lágrimas mientras inhalo-- Pero no lo puedo aceptar. --él me ve sin entender.

— ¿Por qué? Mañana es tu cumpleaños y este es mi regalo. No entiendo por qué no lo puedes aceptar. --se cruza de brazos manteniendo su mirada fija en mí esperando una explicación.

Luis... Tenemos que hablar. --le indico que tome asiento a mi lado en el sofá tomando sus manos entre las mías y solo guarda silencio esperando que continúe hablando-- No sé como decirte esto. --suelto el aire que tenía retenido en mis pulmones-- Me voy a casar y no es contigo Luis. --suelta mis manos y se aleja un poco-- Lo siento pero ya no te amo. --cuando dije esas últimas cuatro palabras tenía un nudo en el estómago.

Él solo salió apresurando el paso dando un portazo que me estremeció, le había hecho mucho daño y nunca me lo va a perdonar.

Presente...

— Altagracia deja de pensar en esas cosas. --me digo a mí misma masajeando mi sien para tratar de menguar el dolor que se había alojado en mi cabeza.

Intento ignorarlo y comenzar a trabajar cuando escucho leves saques en la puerta antes de abrirse un poco.

— ¿Por qué siempre te quedas parada esperando que te deje pasar si sabes que puedes hacerlo? --ni siquiera levanto la mirada de los papeles y escucho una risita--No bueno pero si ya te habías tardado en aparecer. --me cruzo de brazos pero no evito sonreír.

𝑺𝒊 𝒕𝒆 𝑨𝒕𝒓𝒆𝒗𝒆𝒔 ♥︎ |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora