Sentía mi corazón bombear con fuerza en mi pecho, todo había pasado demasiado rápido. Verla caer al suelo con una herida de bala en el pecho llenando toda su ropa de un rojo intenso me dejó en una especie de trance del cual aún no salía.
Miraba todas las direcciones de las que pudo venir la bala pero no encontraba nada, ni un movimiento ni nada, solo simples edificios desde los que cualquier francotirador pudo haber disparado.
-¡Ayuda! -esa palabra salía repetidamente de mi boca, una y otra vez rogando que mis gritos fueran escuchados por algún enfermero de la entrada y así fue, se veía venir a dos de ellos correr en nuestra dirección con una camilla a toda prisa.
-Eunice por favor, quédate conmigo ¿sí? -lágrimas ruedan por mejilla mientras hago presión en el lugar donde la bala perforó -Ya vienen, aguanta un poco más.
-Alta... -toma mi mano con fuerza -No dejes que nada le pase a mi bebé. -luego de eso cae inconsciente cerrando los ojos a la vez que llegan los enfermeros a mi lado pidiéndome espacio para poder levantarla.
Luego de acostarla sobre la camilla se dirigen a toda velocidad hacia la puerta de emergencias conmigo al otro lado sin soltar la mano de Eunice, aferrándome a ella.
-Señora no puede pasar, nos encargaremos nosotros desde ahora. -me dice una enfermera en medio del pasillo para después ir en esa dirección.
-Entró en paro. -esas palabras son lo último que escucho antes de que las grandes puertas del salón se cerraran por completo dejándome sola en la Sala de Espera.
Media hora más tarde daba vueltas de un lado a otro ya había pasado de la desesperación al miedo de no verla salir de ahí. Me había sentado en una de las sillas, tomando mi rostro con mis manos mientras maseajeaba mi sien cuando escucho una voz familiar hablar con una enfermera en información.
-Matamoros. -llamo su atención y viene casi corriendo hacia mí.
-Alta, ¿qué pasó?
-Lo siento, por favor perdóname. Todo esto fue mi culpa. -comienzo a llorar mientras él me abraza contra su pecho.
-No digas eso, mejor explícame lo que pasó para poder entender.
-Todo fue muy rápido, salíamos del Hospital y cuando nos sabíamos al coche pasó, no tengo ni la menor idea de quien fue. -sollozo -Después de eso cayó al suelo, me pidió que cuidara a... -más lágrimas amenazan con salir al recordar lo que me dijo sobre su bebé -Cuando entró al salón de operaciones había entrado en paro.
-Tranquila Altagracia, tenemos que pensar positivo. -me abraza de lado -Eunice es muy fuerte, hazlo por ella. -asiento con la cabeza y limpio mis lágrimas.
Sentada esperando los minutos se convirtieron en horas, el café que tenía entre las manos ya se había enfriado y mi pie derecho no paraba de moverse. Matamoros no estaba mejor que yo, daba vueltas por todo el pasillo apoyándose en la pared cada que se cansaba, pero luego de cinco minutos volvía a hacerlo otra vez.
-Mi amor, ¿hay noticias? -llega Jose Luis a mi lado con la que parecía ser comida en una bolsa en una mano y en la otra café para todos.
-No ha salido nadie, solo entran médicos y enfermeras pero nadie sale con noticias.
-Te traje un sándwich y más café.