XLVIII: Cada rincón |🔞|

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Después de recorrer el que sería nuestro nuevo hogar acabamos todos sentados en la sala, tenía una sonrisa colgada de los labios que no desaparecía. Luis había buscado una casa con todas las comodidades y gustos que habíamos platicado durante horas sentados en la sala de su departamento revisando las páginas de bienes raíces en busca del lugar indicado. Angie era la más contenta, verla sonreír una y otra vez hacía que mi corazón diera un vuelco en mi pecho. Su habitación estaba totalmente decorada, resulta que aprovechaba todas las escapadas a casa de Eunice para hacer planos y ver cómo decoraría su cuarto. Los otros rincones eran como el resto de la casa, gigante.

-Presiento que los días que haya partido no vas a salir de este sofá -Me recargo sobre el pecho de Luis cuando Angélica se lleva a sus tíos a jugar.

-No voy a negarlo -asiente dejando un beso en mi cabeza-, aunque en la habitación principal también hay tele.

-¿Cómo hiciste para traerte todo del departamento? -me volteé para verlo.

-No hay imposibles para mí -dice con aires de grandeza-. También Magda ayudó con eso, aunque solo nos trajimos la ropa y algunas cosas, lo demás es nuevo.

-¿Magda? -dije sorprendida.

-Pues sí, luego de que te fueras León la echó y estaba trabajando en una que otra cosa, pero nada fijo así que... -dio de hombros- Aceptó venirse a trabajar aquí, empieza mañana.

-Sabes que te amo ¿verdad? -le dije mirándolo a los ojos.

-No más que yo -se acerca susurrando-, amo todo si es contigo.

-Eso tendrás que demostrarlo esta noche -murmuro contra su oído provocándolo-, muero por estrenar nuestra habitación.

-¿Solo la habitación?

-No -admití- también el baño, la cocina y cada rincón de esta casa.

Nos quedamos varios minutos ahí compartiendo mimos, caricias y besos algo subiditos de tono, claro que al escuchar que alguien se aclaraba la garganta nos detuvimos y volteamos para ver a Eunice negando con la cabeza, segundos después entraron Matamoros con Angie y Roma que lo olfateaba todo a su paso.

Rato más tarde estaba sentada en el mismo lugar, solo que mi acompañante no era mi guapo prometido sino cierta embarazada que se quejaba por tener que presenciar escenas como la de hace un rato, yo intentaba dejar de lado el tema hablando del trabajo que habían hecho todos con la decoración y obviamente reclamándole que no me dijera sobre semejante sorpresa. Aproveché que estábamos solas para contarle sobre Regina, al principio se sacó mucho de onda, pero después se alegró de tenerla de regreso, ellas siempre se llevaron bien, aunque existía una rivalidad entre ambas por mí. No sabía cuánto tiempo se quedaría mi hermana en el país o si volvería definitivamente con nosotros, por eso cuando mi amiga me preguntó no obtuvo más respuesta que un encogimiento de hombros.

-Me encanta la vista, la mayoría de las habitaciones tienen ventanas de cristal o puertas de corredera, pero mi favorita es la cocina -Sonreí al ver a Angélica correr por el jardín detrás de Roma.

-Luis escogió la casa por eso, sabe que te encanta -Dejó de hablar soltando una leve carcajada.

-¿De qué te ríes? -pregunté mirándola.

-Emma se está moviendo -Toma mi mano dejándola sobre la zona en la que pateaba-, siempre que pasa me hace reír, hasta que se mete en mis costillas, es doloroso.

-Es que estoy cómoda mamá -Uso mi voz tierna-. Este bebé casi no se mueve -toco mi vientre-, es bastante tranquilo, pero lo siento más en las noches.

-Mi amor -Luis llega interrumpiendo los mimos-, llamó Regina para saber si podías recibirla.

-¿Ahora? -pregunté nerviosa poniéndome de pie.

𝑺𝒊 𝒕𝒆 𝑨𝒕𝒓𝒆𝒗𝒆𝒔 ♥︎ |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora