XXXVIII. Estoy Contigo.

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«Fue él»   «Él es el culpable»

Esas palabras eran repetidas una y otra vez por aquella voz en mi cabeza que comenzaba a molestar. Tenía miedo, estaba asustada, pero sobretodo, no tenía idea de qué iba a hacer ahora. Tenía mil dudas en la cabeza, no sabía si aquel disparo era para mí o iba directamente para Eunice con la intención de hacerme daño. Tampoco tenía claro el motivo por el que lo hacía, el divorcio no era suficiente, con negarse podría haberlo retrasado y quizás amenazarme después para evitar que firmara los papeles que ahora eran su sentencia de muerte. Estaba segura que había algo más detrás de todo eso y lo iba a averiguar, pero antes tenía que hacer algo. Algo de lo que probablemente se arrepentiría después.

•°•°•°•°•°•°JOSÉ LUIS•°•°•°•°•°•

Las horas continuaban pasando y no había rastro  de Altagracia, más de una vez tuve que mentir cuando Angélica preguntó por ella diciendo que había ido a resolver algo en el trabajo. Una excusa poco creíble ya que era domingo, pero al menos había funcionado. Eunice la entretuvo por bastante tiempo jugando a las muñecas, pero mi pequeña no era tonta y nuestras caras de preocupación no ayudaban con la mentira.

—¿Por qué mamá no ha regresado? —preguntó al pie de la escalera.

Estuve a punto de contestar cuando escuché el sonido de la puerta al cerrarse. Corrí a la entrada y la encontré apoyada en la madera con los ojos cerrados; sin poder evitarlo solté un suspiro de alivio al ver que no le había pasado nada, aunque sabía perfectamente que no se encontraba bien.

Sus ojos estaban rojos e hinchados por llorar, tenía el maquillaje corrido, todo su cuerpo gritaba «no estoy bien» y no lo estaba, en lo absoluto.

—¿Mami? —Angélica se detuvo frente a ella y Altagracia la tomó en brazos, abrazándola contra su pecho —¿Por qué lloras?

—No es nada princesa. —su voz apenas eran un susurro.

—Alta, ¿estás bien? —preguntó Matamoros a mi lado junto a Eunice, ella se limitó a asentir dejando a Angélica en el piso.

—¿Podemos hablar? —cuestionó mirándome a los ojos por primera vez desde que entró por la puerta. Solo pude asentir en respuesta, dudoso mientras sentía como se formaba un nudo en mi garganta.

Subió las escaleras después de dedicarle una triste sonrisa a Eunice y yo la seguí hasta la habitación.

—Mi amor... —comencé a hablar pero me interrumpió.

—Deja que hable yo, por favor. —asentí lentamente para que continuara— Jamás pensé que León estaría detrás de todo esto, lo que ocurrió con Eunice, de alguna una u otra forma fue mi culpa, no quiero que nada les pase... a ninguno. —cerró los ojos tomando aire— Ella, Moros, Angie y tú son mi única familia, las personas que realmente amo y no estoy dispuesta a dejar que nada les pase por mi culpa. —las lágrimas asomaban en sus ojos y cuando fue a continuar la corté.

—¿Estás terminando conmigo? —mi ceño cada vez estaba mas fruncido y Altagracia había bajado la cabeza sin decir nada— Contesta Altagracia. —la tomé en brazos haciendo que me mirara a los ojos y sentí como algo dentro de mi pecho se quebraba al verla sollozar antes de murmurar:

—Si... —la solté mirándola sin entender el punto de todo esto.

¿Por qué quería sacarme de su vida?

𝑺𝒊 𝒕𝒆 𝑨𝒕𝒓𝒆𝒗𝒆𝒔 ♥︎ |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora