Cuando desperté esta mañana me dolía todo el cuerpo al parecer dormir en una sola posición ya me está afectando de más.
— Buenos días. --dice León abrazándome por detrás, yo me remuevo para salir de su agarre y sentarme en la cama-- Estás hermosa como siempre.
— Hermosa para que me luzcas como un trofeo frente a tus amigos ¿no? --lo miré por encima del hombro y tenía el ceño arrugado.
— ¿Por qué preguntas eso? --me levanto quedando frente a él que todavía estaba acostado, apoyado en su brazo.
— Fue una afirmación, eso es lo que soy para tí. --se levanta yendo a mí.
— Tú no eres un trofeo Altagracia. --toma mis manos pero me suelto y retrocedo-- Alta eres mi esposa, yo a diferencia de ti, sí me casé por amor. --su tono volvía a ser frío.
— Ay por favor!!! --río irónica cruzándome de brazos-- ¿Ahora me vas a decir que siempre me amaste y todas esas estupideces? --voy hasta él-- Te conozco demasiado bien mi cielo. --doy palmaditas en su mejilla.
— Yo sí te amé desde que te conocí, yo te amo Altagracia. --levanta un poco la voz y me toma de las manos.
— No confundas el amor con la obsesión que tienes conmigo León. --me suelto-- Tú no me amabas, menos me amas ahora, si lo hicieras no te hubieras casado conmigo, tampoco hubieras permitido que mi familia me separara de Jose Luis, del único hombre que he amado. --le hablo imitando su tono-- Todos saben que lo hiciste para quedar bien con mi madre y así ganarte su aprobación y a mí, como premio.
— Todo es por él ¿verdad? --me observa-- Estás así desde el día que ese hombre regresó a tu vida, ¿lo amas? --se cruza de brazos esperando una respuesta.
— Por supuesto que no estoy así desde que él llegó, estoy así desde hace mucho tiempo, desde que llegas a la hora que se te pegue la gana "arreglando cosas de trabajo". --hago comillas con mis dedos-- Cuando tú y yo sabemos que te estas revolcando con cualquier zorra por ahí. --tomo aire-- Pero sabes que... Es lo mejor, así que aprovecha porque conmigo no te vuelves a acosar jamás. --me doy la vuelta para entrar al baño cuando me jala fuerte del brazo.
— Claro que no estoy con ninguna mujer, y lamento decirte que si vamos a seguir acostandonos y cada vez que yo quiera, para eso estás. --me lanza al colchón-- Para hacerte mía cada vez que me plazca y para que cumplas tu papel como esposa.
— Sigue soñando querido. --me remuevo tratando de volverme para verlo a la cara.
— No me respondiste -- me voltea posicionándose encima de mí-- ¿Amas al desgraciado de Navarrete? --me mira fijo a los ojos sosteniendo mis manos a los costados.
— ¿Y si lo hago qué eh? -- lo desafío pero su mano impacta contra mi mejilla derecha.
— Eres una golfa Altagracia, eres una hija de tu... --mantiene su mano alzada lista para impactarla contra mi otra mejilla.
— Cuidado con lo que vas a decir León mira que no te conviene. --mis ojos se llenan de lágrimas al ver ahí a mi guardián.
— ¿Y tú qué? --sale de encima mío-- Nadie te dió vela en este entierro así que largate por donde viniste si no quieres que...
— ¿Qué? ¿Qué me vas a hacer? --León le lanza un puñetazo pero no llega ni a rozar ya que lo esquiva, pegándole Matamoros en el rostro una y otra vez-- Yo no soy Altagracia, no quiero que la vuelvas a tocar en tu vida ¿escuchaste cabrón? --Matamoros continúa golpeándolo en el rostro.
— Moros, déjalo así no quiero que te manches las manos por él. --voy hasta el suelo donde se encontraban ambos-- Hazlo por mí. --lo tomo del brazo y me mira deteniendo los golpes.