II. Sentimientos encontrados.

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Cuando llega la noche ya todo estaba listo, todo fríamente calculado para que no hubiese ningún error.
Estaba en el coche junto a Matamoros conversando en lo que esperábamos que Eunice bajara para salir.

Luego de varios minutos aparece ella con un vestido negro pegado a su cuerpo, no se puede negar que esta mujer tiene un gusto impecable para la moda. A diferencia de ella, yo esta noche llevo un vestido rojo que según Eunice resaltaba todos mis atributos femeninos.
A medida que se va acercando al auto tengo que reprimir una risa al ver la boca de Matamoros abrirse para luego pasar la vista al frente y agarrar el volante con fuerza.

— Feli te ves presiosa, sin duda ese vestido está hecho para matar. --se sienta a mi lado en la parte de atrás del coche y sonríe.

— Herma no me digas esas cosas, sabes que no me gustan. --observa a Moros para luego continuar-- Pero no te lo voy a negar, ojalá caiga en mi red la persona para la que me arreglé así.

Matamoros traga saliva sin siquiera mirar por el espejo retrovisor. Solo sabía dos cosas: Esa provocación era para él y que él no la iba a contestar, por lo menos no frente a mi. La pregunta es ¿Por qué hay tanta tensión en el ambiente?

— Bueno mejor salimos ya, no quiero que mi esposo se enoje por llegar tarde. --Eunice asiente y toma su celular y Moros arranca el auto sin decir nada.

El resto del camino fue tranquilo, al menos no habían discutido como otras veces, eso ya era ganancia.
Eran muy pocas las ocasiones en las que ellos estaban de acuerdo, hace años que nos conocemos y solo estuvieron de acuerdo hace meses y por poco tiempo, ya después de eso prácticamente no podían verse o compartir un rato sin que el lugar se convirtiera en un ring de box.
A ninguno les gustaba celebrar mi aniversario de bodas, ellos eran de las pocas personas que sabían de aquella farsa. Por un lado Matamoros guarda más las apariencias, no es que sea amigo de León pero hace un esfuerzo al hablarle, por otro lado Eunice ni siquiera le dirige la mirada, se podría decir que lo ignora por completo pero nunca me ha dejado sola, desde que le conté la verdad dejó de hablar con mi madre, de hecho la última vez que se vieron fue en el entierro de mi papá.

Estoy tan metida en mis pensamientos que no me di cuenta del momento en que llegamos. Quiero que esta noche acabe lo más pronto posible, no me siento bien y apenas dormí una hora, en la cama mi cabeza se puso a pensar y recordar momentos que ya no volverán. Eso no es bueno porque siempre de deja deprimida.

Es curioso como mi vida es tan distinta a como un día soñé que sería, al lado de mi amor….

Pero bueno esta noche no puedo pensar en eso sino mi flamante esposo se dará cuenta y eso es algo con lo que no quiero lidiar en este momento. Lo mejor es poner mi mejor cara de póker y sonreírle a la cámara.

Matamoros nos abre la puerta de la camioneta y susurra en mi oído un — Tranquila, acabará pronto. — respiro hondo y asiento.
Matamoros se coloca en medio de ambas, tomo su brazo al igual que Eunice pero ella de mala gana. Ya después le preguntaría el porqué de esa actitud.

El lugar es lindo, yo preferiría algo menos ostentoso pero yo me encargo de organizar  estos eventos.

León me mira con ojos de "amor" nada más me ve entrar y va directo a mí.

— Mi vida estás hermosa. –dice para luego darme un corto beso-- Y tu Eunice, estás deslumbrante. --le dice a mi amiga quien estaba detrás con Matamoros, ella lo suelta  del brazo pasando de largo ignorando por completo el comentario y se sienta en la barra.
— Gracias. --digo para calmar un poco la tensión y él me sonríe para luego darle la mano a Moros-- ¿Ya están todos los invitados? --saludo a algunas personas que se nos acercan dando paso a conversaciones triviales.

𝑺𝒊 𝒕𝒆 𝑨𝒕𝒓𝒆𝒗𝒆𝒔 ♥︎ |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora