•°•°•°Pov Jose Luis°•°•°•
Desde que llegué a Milán no parado un segundo, cuando el avión aterrizó eran las 14:45h, todavía en México era temprano. Tuve un vuelo terrible, no me gustaban las turbulencias pensaba que en cualquier momento iba a caer en picada y hundirme en el Altlántico. Nada más llegar fui directo a una reunión, siempre que venía era lo mismo ya me agobiaba tanto trabajo y estrés, claro que todo sería más fácil ahora que abriría una oficina en México, aunque tendría que venir aquí de vez en cuando.
Cuando logré comunicarme con Altagracia la veía un poco rara, claro que también lucía preciosa con sus rizos en el cabello y con esos ojos verde intenso que era capaz de quitarme el aliento en un instante.
Quería todo con Altagracia, volver a estar con ella después de tantos años fue como revivir los mementos más felices de mi vida, aunque ya nada es como antes y ambos estemos casados, quizás por eso no se abría tanto, ella prefería las cosas a su tiempo, paso por paso, después de todo está pasando por un momento en difícil en su vida.Decidí irme a la ducha para después comer algo, mañana sería un día agotador lo mejor era descansar hoy y esperar que estos días pasen lo más rápido posible.
•°•°•°Pov Altagracia°•°•°•
—Ya te habías tardado mamá. --ruedo los ojos cuando se aleja para sentarse frente a mi escritorio-- ¡Hola mamá! Sí, estoy bien gracias. --dejo el bolso a un lado-- Adelante, siéntate para platicar. --me lanza una mirada asesina antes de contestar.
—No estoy para bromas, Altagracia no entiendo como es que te quieres separar de León. --suspira negando con la cabeza-- Es un hombre tan bueno, honesto, sobretodo buen marido. --la miro incrédula, si supiera los motivos no estaría de su parte.
¡Ay no seas ridícula! Sabes que pase lo que pase ella siempre lo va a proteger.
—Mamá, prefiero reservarme el motivo de mi separación, es algo privado. --bufa.
—¿Privado? No hay asunto privado entre una madre y su hija.—Es lo único que diré al respecto. --Si quería la verdad es mejor que le pregunte a León, a ver si tiene valor para decirle y no inventarse algo-- Eso si, quiero aclarar que León nunca fue un buen marido, el mejor yerno para ti... quizás, pero nunca un buen marido. --trato de calmarme antes de pelear por algo que no tiene sentido, no quiero discutir con ella.
—¡Quizás nada Altagracia! --sube un poco el tono de voz-- León es el hombre ideal para ti, es apuesto y galante, además de ser un excelente partido.
—¿Te das cuenta? --ella frunce el ceño sin entender-- Todo lo "bueno" e "ideal" para ti está relacionado con dinero o estatus social.¡Entiende de una vez que no soy como tú! --ahora si me había pasado, mi madre abrió los ojos ante aquellas palabras.Cierro los ojos tratando de tranquilizarme, no puedo hablarle así, es mi madre. Luego de algunos minutos con un pesado silencio en mi oficina pregunto:
—¿Amaste a mi padre? --ella mira sin entender la pregunta-- ¿Has amado a alguien al punto de perdonarle todo?
—Claro que amé a tu padre. ¿A qué viene esto ahora? Estamos hablando de tí, no de mí Altagracia.