EPÍLOGO

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Los finales felices no existen, las buenas historias nunca terminan...

Un año después...

Como le prometí a Luis la navidad pasada, el día de nuestra boda había llegado. También se celebraría el primer cumpleaños de nuestro pequeño Liam. La celebración sería en la casa de Acapulco, él nos había traído un par de meses después de que diera a luz y quedé fascinada con ella. Tenía un jardín hermoso, ahí se haría la ceremonia, además contaba con un salón para fiestas que era realmente inmenso que estaba decorado para la recepción, definitivamente la quería para mi boda.

El plan era celebrar al mediodía el cumpleaños de mi bebé, la boda sería más tarde. No me podía negar ante la idea de una boda en la playa, con el cielo de tonos rojos y naranjas por el atardecer, era un escenario realmente romántico.

Nosotros habíamos llegado desde ayer en la mañana para evitarnos cualquier contratiempo, adelantamos un poco la navidad e intercambiamos los regalos en la noche con un buen chocolate caliente. Eunice y Moros llegaron temprano esta mañana para el desayuno, al igual que Regina y su familia, los demás invitados estarían llegando en la tarde. Habíamos pensado que Liam era todavía pequeño para una gran fiesta, pero no por eso dejaría de ser especial, solo que estaríamos solo la familia.

-¿Todavía en la cama? -Dijo Luis, saliendo del baño con una toalla enredada a la cadera mientras las gruesas gotas de agua caían desde su cabello hasta su abdomen y una sonrisa en los labios.

-El cumpleañero me mantiene atada a la cama -Acaricié la espalda de Liam que parecía estar muy cómodo sobre mis piernas.

-Suertudo él, puede lograr lo que yo no -Su tono lastimero me hizo sonreír.

-No digas eso, sabes que no es cierto. Ahora ven aquí y dame un beso de buenos días -Eso mismo hizo él, claro que fue un buenísimo beso de buenos días-. Deberías ocupar mi lugar para que pueda ducharme.

-Pero aún es temprano -Se quejó-, y te estaba besando.

No pude evitar reír al ver un puchero en sus labios.

-Unos besos más y voy a la ducha -Sentencié.

-Trato hecho.

Luego de alargar lo más que se pudo la sesión de besos matutinos y después de que Luis cargara a Liam, pude entrar al baño.

La noche anterior mi querido amigo Matamoros nos había recordado que teníamos que seguir la tradición de que ambos novios tenían que dormir separados y no verse hasta la ceremonia. Obviamente eso era una estupidez, teniendo en cuenta que vivimos juntos y tenemos un hijo pequeño, Luis fue el primero en negarse y conseguir pasar la noche juntos, claro que también con nuestros pequeños terremotos que, para nuestra mala suerte, habían tardado más que nunca en dormirse. Eso no fue impedimento para no despedirnos de la soltería como era debido, nada que bajar por un vaso de agua a plena madrugada y coincidir en la cocina no arreglara.

Cuando salí del baño una sonrisa se formó en mis labios al encontrarme a mis tres amores desayunando en la cama, al parecer Liam no estaba tan cómodo sobre Luis para continuar durmiendo, en cambio Angélica comía su fruta recostada sobre el hombro de su padre.

-¿No me van a invitar de eso tan rico que están comiendo? Mmm... panqueques -Le robé uno a Luis que me miró como si quisiera asesinarme-. Hoy serás oficialmente mi marido, todo lo tuyo será mío también, no puedes negarme un panqueque.

-Todavía no me das el sí frente al cura -Me recordó.

-Oh, puedes apostar que lo diré -Dije lanzándole un beso.

𝑺𝒊 𝒕𝒆 𝑨𝒕𝒓𝒆𝒗𝒆𝒔 ♥︎ |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora