XVI. Tequila con limón y sal.

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— ¡Quiero el divorcio! --por fin salen esas palabras que llevo atoradas hace tiempo

— ¿Te volviste loca? --levanta un poco la voz-- Por supuesto que no te voy a dar el divorcio, ni hoy ni nunca. --pasa las manos por su cabello desordenándolo un poco.

— No te estoy preguntando León, quiero el divorcio, ya no soporto un segundo más fingiendo ser la esposa más feliz y querida del mundo. --sus ojos me miran fijamente arrugando un poco la frente.

— ¿Todo es porque él regresó? ¿Es por él? ¿Por Navarrete? --niego con la cabeza.

— No, no lo hago por él, lo hago por mí. --suelto el aire que no sabía que estaba reteniendo en mis pulmones y me doy vuelta dándole la espalda-- Hace mucho tiempo que no soy feliz contigo León, aveces me pregunto si alguna vez lo fui.

— Mi amor --va a mí tomando mis brazos dándome la vuelta para que lo mire-- Tú y yo somos muy felices juntos, tenemos nuestros problemas como todas las parejas pero al final del camino nos amamos ¿no? --acaricia mi mejilla. Que irónico después de haberme abofeteado antes justo en el mismo lugar.

— No León, yo nunca fui ni seré feliz contigo. --me alejo de él-- ¿Acaso no te diste cuenta nunca? --me mira sin entender-- Sabes que no me casé por amor, al principio creí que con el tiempo llegaría a amarte pero ¿qué creés? Eso jamás pasó. --toco el puente de mi nariz-- La gota que derramó el vaso fue lo de hoy en la casa. ¿Qué hubiera pasado si Matamoros no llega a tiempo eh? --lo encaro y ésta vez él baja la mirada-- Yo no quiero seguir contigo, lo siento pero no puedo tenerte cerca nunca más.

— ¿Ya pensaste en lo que te dirá tú mamá, tú familia?

No había pensado en mi familia. Mi madre, ella estaba delicada de salud en estos últimos meses, tiene una cirugía programada para dentro de un mes y lo que menos quiero es darle alguna preocupación, el resto de mi familia me daba igual.

— Me importa bien poco lo que digan, o más bien lo que diga mi madre. Al fin y al cabo soy una persona independiente desde hace mucho tiempo. --no puedo flaquear ante León sino sabrá como manejarme y mantenerme a su lado como todos estos años con el apoyo de mi madre.

— ¡¡Ay por favor!! --se da vuelta quedando a pocos pasos de la puerta-- No te daré el divorcio y esa es mi última palabra. --sale dando un fuerte portazo.

— AHHH!!! --arrojo papeles y carpetas al piso mientras algunas lágrimas rebeldes se me escapan de los ojos rodando por mis mejillas.

***

Era hora de ir a casa... Ni siquiera sé donde me llevará Matamoros, dijo que no iba a regresar con León así que cualquier lugar está bien para mí siempre y cuando esté lejos de él.
Recojo todas mis cosas, luego de la discusión con León no me ha dejado de doler la cabeza así que dejaré el trabajo para después.
Cuando salgo ya Moros esperaba en el coche, se baja y me ayuda con mis cosas subiéndolas a la parte de atrás de auto mientras yo me acomodo en el asiento del copiloto.

— ¿A dónde me llevarás? --se pone el cinturón.

— No comas ansias, tardaremos unos quince minutos en llegar.

— Bueno... --cierro los ojos-- Cualquier lugar está bien lejos de León.

— ¿Te pasa algo? --pregunta antes de arrancar el auto.

— No, sólo me duele la cabeza pero se me pasará pronto. --abro un poco los ojos para mirarlo-- Ya me tomé un analgésico no te preocupes, ya se me pasará.

𝑺𝒊 𝒕𝒆 𝑨𝒕𝒓𝒆𝒗𝒆𝒔 ♥︎ |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora