La playa estaba tranquila, algunas personas corrían por la orilla, otras disfrutaban del sol; habían unos chicos jugando dentro del agua y por supuesto Angie quiso ir con ellos pero su papá no le dio permiso así que fue resignada a jugar con unas niñas que tenían más o menos su edad y estaban construyendo castillos de arena junto a una señora.
Podría decir que el ambiente era sano, tranquilo, pero sería mentirles; aquí estaba yo sentada sobre la arena con los brazos cruzados mientras los celos me comían por dentro, a unos metros de nosotros estaban unas chicas jugando voleibol con unos bikinis probablemente dos tallas más pequeño del que en realidad tendrían que usar y lo peor es que no dejaban de ver a Luis, él hacía como que la Virgen le hablaba cada vez que le gritaban cosas como: "papasito" "cuidado bombón que te nos derrites" entre otras cosas, que siendo sincera, no quiero repetir.—Mi amor, vamos al agua. —dice a mi lado.
—No quiero, mejor busca entre esas muchachitas, seguro alguna te acompaña. —mi voz reflejaba enojo.
—¿Estás celosa? —cuestiona aguantando la risa.
—¿Qué pasa si lo estoy? —lo encaro —En serio Navarrete, déjame en paz. —me acuesto boca abajo sobre la toalla.
—Mi amor. —se sienta sobre mi espalda —Yo jamás me fijaría en ninguna de esas niñas, son muy chicas para mí.
—¿Me estás diciendo vieja? —intento voltearme para verlo pero comienza a masajearme con el protector solar —Si crees que un simple masaje va a contentarme, estás equivocado.
—Bueno por algo se empieza. —se pega más a mi trasero —Incluiría "final feliz" pero hay niños. —susurra en mi oído —Estás hermosa. —me nalguea antes de quitarse de encima.
—Me voy al agua, me cansé de escucharte. —comencé a caminar hacia la playa intentando alejarme de Luis, tenía razón, pero yo sí quería mi masaje completo.
El agua estaba fría, era lo mejor con el coraje y las ganas que tenía, me metí y a los pocos segundos unas manos me tomaban fuerte de la cintura.
—No vuelvas a hacer eso. —gruñó Luis en un tono serio.
—¿O qué? —lo miré a los ojos retándolo, el contacto visual apenas duró un instante antes de que Luis me besara, un beso, solo uno y mis defensas estaban en el suelo.
Nuestros labios pegados y nuestras lenguas moviéndose y jugando entre ellas hicieron que el agua helada se convirtiera en lava caliente alrededor de nuestros cuerpos.
—Jamás te vayas de mi lado. —pegó su frente a la mía cuando nos separamos por la falta de aire.
—Me dijiste vieja. —me quejo.
—Sabes que no es verdad, además yo te voy a amar siempre; cuando estés celosa, enojada, hasta cuando estés viejita y uses bastón porque soy completamente tuyo mi vida. —sin poder evitarlo una sonrisa apareció en mis labios cuando un cosquilleo se hizo presente en mi vientre.
—Te amo. —lo besé —Así de romántico y sentimental —vuelvo a besarlo —Eso sí, no te quiero ver cerca de esas niñas Navarrete. —advertí enarcando una ceja.
—Tranquila güera que de aquí no me pienso mover. —mordió su labio inferior mientras jugaba con mi trasero debajo del agua.
Jugamos y nadamos un rato más hasta que el Sol se hizo mas fuerte y fuimos por Angélica que estaba muy feliz por haber levantado un castillo ella sola.
Nos cambiamos antes de ir a comer al restaurant del hostel, el resto de la tarde la pasamos viendo películas en la suite, ninguno quería salir y como Angie se había quemado un poco las mejillas Luis no dejaba que saliera mientras el Sol estuviera fuerte, así que terminó dormida sobre su papá.