Hermione llevaba puesto un costoso vestido de diseñador -exigencias de la abuela- para el baile que se daría en el castillo de Buckingham.
Toda la realeza, las personas de la alta sociedad y blah blah habían sido invitadas. -pensaba ella.
Entre ellas, la familia Granger.
La verdad al principio no entendía como es que su padre había renunciado a una vida de riquezas, pero según le contó su abuela, el siempre había tenido un espíritu de libertad que no le permitía andar con elegancia, vestir trajes carísimos y mucho menos, aprenderse el uso de cada cubierto puesto junto al plato.
No es que hubiera renunciado a su herencia, precisamente, es que al parecer quería llevar una vida tranquila; sin cenas elegantes ni amistades ricas.
Pero el jamás disfrutaría de eso.
Porque al igual que su amada madre, había muerto.
De tan solo recordar los tiempos de guerra, ella se sentía muy mal, así que evitaba cualquier cosa que le recordara a ello, al sufrimiento.
Su hermoso vestido era diseño único. Era de un color azul casi negro, con los hombros descubiertos y mangas hasta la altura del antebrazo, en encaje. El escote era de corazón y no tan profundo, pero haciéndola ver bella. Iba ajustado hasta la cintura, y luego caía con libertad hasta el suelo.
Sus tacones eran del mismo color del vestido, pero en terciopelo y altísimos. Haciendo su figura más estilizada y hermosa.
Las joyas que llevaba al parecer habían pertenecido a su bisabuela. Eran dos pendientes de diamantes azules, acompañados de un collar incrustado de las mismas piedras preciosas, y un anillo, de plata con un gran diamante.
El cabello lo lucía en un elegantísimo recogido que sólo le dejaba algunos mechones sueltos, haciendo ver hermoso su cabello castaño.
El maquillaje, iba en tonos fuertes pero no exagerados. Los labios iban de rojo carmesí, haciéndolos apetecibles.
Sin duda la Hermione Granger de ahora, era completamente distinta.
Y excesivamente hermosa.
-¿Deseas bailar? -se acercó un joven rubio, de ojos azules, haciéndole una reverencia mientras extendía su mano.
Ella sonrió, pues le habían sacado de sus pensamientos.
-Por supuesto. -tomó la mano del chico, y se adentraron en la pista de baile.
Era grandioso, como es que el príncipe de Inglaterra la cortejara de aquella manera.
-¿Cómo te encuentras, Hermione? -le preguntó el apuesto príncipe rubio mientras la hacía girar.
-Bien, aunque aún me duele lo de mis padres. -le dijo ella, con una mueca de tristeza.
-Te entiendo. -dijo con un deje nostálgico mientras ahora bailaban una canción lenta. -Fué muy difícil perder a mi madre siendo tan pequeño, y entiendo lo que sientes. Pero sabes que yo estoy para ti, para cualquier cosa. -dijo con una sonrisa sincera, mientras apretaba su mano con más fuerza y la acercaba a él por la cintura.
-Lo sé. -dijo en un suspiro.
Permanecieron en silencio algunos minutos, hasta que Enrique volvió a hablar.
-¿Cuándo regresas a tu colegio? -le preguntó, Hermione se sobresaltó un poco cuando le recordó aquello.
-En septiembre. -contestó simplemente.
-Eso es en una semana, entonces. -la chica asintió. -¿Dónde dices que se encuentra? -preguntó de nuevo.
-En Escocia. -si no contestaba con monosílabos es porque no quería ser descortés, pero la verdad es que a ella no le apetecía hablar de Hogwarts, eran muchos recuerdos tristes, muchísimos. Además de que obviamente, Enrique no sabia de su situación, sobre la magia.
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Los Celos de un Slytherin
FanficLa vida de Hermione Granger dio un inesperado giro luego de la muerte de sus padres. Fue acogida por su adinerada abuela muggle, luego asediada por un príncipe, y... ¿Otro príncipe más? ¿El de Slytherin? Draco Malfoy heredó todo en cuanto Lucius f...