Hermione estaba por cruzar el muro, cuando recordó que Enrique estaba con ella.
-Enrique, de aquí ya me voy yo sola, será mejor, la prensa me está agobiando. -dijo Hermione, haciéndole señas al chico que llevaba sus maletas, un mago que trabajaba en la Mansión Granger. -Louis, espérame un momento, ahora nos vamos. -él chico asintió.
-¿Estás segura? ¿No prefieres que te acompañe? -le dijo Enrique.
-Estoy segura. La prensa ya me está desesperando, no te preocupes, el tren está por partir y Louis me acompañara. -dijo intentando convencerle.
-Está bien. -dijo rendido. Conocía a la chica y sabía que era testaruda, pero así la quería. -Entonces te veo en Navidades. -sonrió el acercándose, y abrazándola.
-Claro, nos vemos. -respondió al abrazo y luego depositó dos besos en sus mejillas.
-No olvides escribirme, Hermione. -dijo alejándose. -Siempre te estaré esperando. -le dijo con una sonrisa traviesa.
Hermione se ruborizó un poco ante aquello, pero sonrió.
-Lo sé. -y con esa sonrisa espero a que Enrique estuviera lo suficientemente lejos para cruzar el muro.
Cuando lo hizo, suspiró, y a paso elegante entró al andén 9 y 3/4, bajo la mirada sorprendida de muchos.
Louis ya iba adelante, para subir sus maletas en el tren.
Los murmullos aumentaron al ver a la heroína de guerra tan cambiada, tan hermosa y tan elegante. Pareciese que fuese otra, porque a pesar de toda aquella belleza, no desprendía felicidad, su dulce sonrisa no adornaba su rostro y aquello sorprendió a muchos.
Al llegar a la entrada del tren, no quiso esperar a nadie, pues estaba demasiado agobiada de tantos reporteros y preguntas, que no quería aún más parloteos de Ginny, Harry y Ronald.
Además de que no estaba con ánimos de platicar, sus padres habían muerto y no tenía muchas razones para estar feliz.
Mucha gente creía que después de la guerra todo mejoraría, pero no para todos. A algunos, la guerra les quitó hermanos, amigos, familiares... O sus propios padres.
Amaba a sus amigos, pero no tenía muchas ganas de pasársela escuchando conversaciones de Quidditch, y sobretodo, que la bombardearan de preguntas.
Así que a pasa firme, subió al tren, yéndose hasta el último compartimiento.
Al entrar, cerró la puerta detrás de ella, y se sentó junto a la ventana.
Suspirando, observó a las personas que despedían a sus hijos, recordaba cuando sus padres la iban a dejar cada septiembre... Hasta que gracias a la maldita guerra le fueron arrebatados.
Su abuela deseaba ir a dejarla, pero Hermione se había negado, diciendo que con la compañía de Enrique bastaba.
Dirigió su mirada al bolso negro que traía, lo abrió y sacó su novela favorita.
En realidad, una tragedia.
Abrió lentamente el libro, acariciando el título de este... Romeo y Julieta. Su libro favorito muggle.
Cuando iba a comenzar a leer, la puerta del compartimiento se abrió de repente, sobresaltándola.
El chico que entraba dirigió su mirada a la castaña que allí se encontraba, y se sorprendió bastante.
-Granger. -dijo a modo de saludo.
-Malfoy. -respondió ella.
-¿Te molesta si me quedo? -preguntó, tranquilamente.
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Los Celos de un Slytherin
FanficLa vida de Hermione Granger dio un inesperado giro luego de la muerte de sus padres. Fue acogida por su adinerada abuela muggle, luego asediada por un príncipe, y... ¿Otro príncipe más? ¿El de Slytherin? Draco Malfoy heredó todo en cuanto Lucius f...