El martes por la mañana las clases siguieron su ritmo normal. Claro, si a normal se le consideraba que los miembros ancianos del temido Tribunal de Exámenes Mágicos habían llegado a Hogwarts esa mañana.
Mientras que los de quinto, iban en su segunda semana de exámenes, ya que los TIMO's requerían dos; los de séptimo comenzarían aquel día.
Las caras de horror en los alumnos de quinto y séptimo les parecían increíblemente graciosas a los agraciados alumnos que no presentarían tales pruebas. Aunque quizás no todos tenían el rostro pintado de terror...
Hermione Granger se encontraba maravillosamente esa mañana. Contrario a lo que anteriormente era, ése año se sintió muy relajada. Estudió muchísimo como en cursos anteriores. La sorpresa de sus amigos fue grandísima, ya que un par de años atrás, Hermione estaba terriblemente estresada y leyendo hasta en los almuerzos. Sin embargo, y muy posiblemente, los pensamientos de la Gryffindor cambiaron luego de la guerra. Aprendió a valorar más el tiempo con las personas que amaba, y disfrutar cada momento de su vida, evitando preocupaciones que no requerían de su atención absoluta.
Aunque sabía que estaba mal pensarlo, se sentía asombrosa al darse cuenta que sus estudios durante esos siete -casi ocho- años, habían valido sin duda la pena. Y muy segura estaba de que sus calificaciones, además de aprobatorias, serían excelentes. No podía esperar a que se llegara la hora de presentar sus ÉXTASIS.
—Hermione, haz el favor de quitar esa gigantesca sonrisa de tu rostro. Estamos a una hora de presentar el examen más difícil de la vida —le dijo Ron frente a ella, llenando su plato de puré de patatas y carne guisada.
La chica sólo le dedicó una sonrisa.
—Eso es, Weasley, porque mi chica se la ha pasado estudiando todo el año. A excepción de ti, que solo te la pasas... —enarcó una ceja mirando con asco el plato del pelirrojo— Alimentándote.
—Hermione dile algo al idiota de tu novio —exigió Weasley con enojo.
La chica rodó los ojos cansinamente y masculló un «déjalo tranquilo, Draco» mientras se alisaba la falda para ponerse de pié.
—Claro —respondió el rubio burlonamente, besando los labios de Hermione.
—Señor Malfoy, haga el favor de no tener muestras de tanto afecto públicas con la señorita Granger —la directora pasó detrás de ellos sobresaltándolos.
El Slytherin carraspeó y les lanzó una amenazante mirada a Potter y los Weasley, que estaban conteniendo unas estruendosas carcajadas al ver cómo su ex enemigo era reprendido, mientras la castaña estaba terriblemente avergonzada. Sus mejillas la delataban.
—Por supuesto profesora —dijo respetuosamente, ganándose un asentimiento de cabeza de la mujer.
Draco largó un suspiro cuando la directora siguió su camino a la mesa de profesores.
—¿Te regañaron por impúdico, primo? —preguntó la chica arrastrando las palabras tal como Draco solía hacerlo.
—¡Oh por favor! —espetó el chico.
—¿Qué?
El ojigris señaló el sobre que la Ravenclaw tenía en la mano, y lo tomó, sin soltar en ningún momento la mano de Hermione.
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Los Celos de un Slytherin
FanficLa vida de Hermione Granger dio un inesperado giro luego de la muerte de sus padres. Fue acogida por su adinerada abuela muggle, luego asediada por un príncipe, y... ¿Otro príncipe más? ¿El de Slytherin? Draco Malfoy heredó todo en cuanto Lucius f...