25. Visita a los Parkinson.

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Su sonrisa se ensanchó cuando se vio envuelta en los brazos de Draco.

—Te eché de menos —murmuró la pelinegra sobre su pecho.

Él sonrió y le besó en la frente.

—Qué extraño, yo también —dijo con sarcasmo antes de separarse de ella.

—Hola Hydria —saludó la castaña.

—Hermione, me alegro de verte —sonrió, y se acercó a la Gryffindor para besarle ambas mejillas.

—Pero hasta que te dejaste ver —dijo riendo.

Ella se llevó una mano al pecho fingiendo indignación, mientras se colocaba un mechón de pelo detrás de la oreja.

—Discúlpenme, tenía toda la intención de ir a visitarte a la Mansión, Draco, y esperaba encontrar a Hermione allí también; pero al llegar, tus elfos me dijeron que no estabas —acotó la joven.

—Sí, creí haberte dicho que pasaría la semana de vacaciones en la Mansión Granger, aquí en Londres —recitó.

Los ojos plata de la chica se abrieron desmesuradamente antes de soltar una melodiosa risa.

—¡Es cierto! ¿Cómo pude olvidarlo?

La subasta había concluido, volviéndose Hydria, la nueva propietaria de la joya subastada que perteneció a Hermione. Ahora, estaban todos dispersos bebiendo copas de champagne mientras charlaban animadamente.

Las miradas de muchas personas estaban sobre ellos. Los tres eran la sensación del lugar, primeramente, por el escándalo que se había armado cuando «Hermione Granger, ex prometida del Príncipe de Inglaterra», llegó tomada del brazo de un joven desconocido para todos, con un apellido que jamás habían escuchado y que, sin embargo, parecía de tan alta alcurnia como el de ellos mismos. O quizás más.

—¿Pero qué diantres haces tú en el mundo muggle, Drya? —preguntó Draco en voz baja.

La chica se llevó una mano al pecho, indignada.

—¿Qué acaso no me quieres cerca?

—Por supuesto que sí —respondió sonriéndole—. Pero me extraña que estés aquí, en una subasta, en Londres.

—Sabes que me encanta Inglaterra. Estoy hastiada de Bulgaria.

—Entiendo eso —dijo obviando el asunto—. Lo que quiero decir, es que no estaba enterado sobre tu disfrute de estos eventos muggles. Mucho menos que fueras invitada a ellos, ¿o es que acaso viniste acompañada? —preguntó con un matiz de hermano protector.

Ella soltó una leve risa, y le dedicó una compasiva mirada a la castaña que se había quedado al margen de la conversación, degustando de su copa y escuchando aquel ingenioso debate entre ése par.

—Conquistas de un día, primo, sólo eso —dijo divertida, logrando fruncir el ceño del chico, y haciendo que Hermione se acercara a él y le susurrara algo como: Eres adorable, cariño—. En realidad, luego de no encontrarte en la Mansión, decidí venir a Londres, y me hospedo en este hotel. Me informaron que habría una subasta de caridad esta noche y pues... —se encogió de hombros elegantemente— No tenía ninguna cita hoy.

Su última frase con un deje de malicia, provocó que Draco entrecerrara los ojos. Él, al no tener hermanas, tendía a ser bastante protector con Hydria.

Los Celos de un Slytherin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora