Los Celos de un Slytherin

19. Pagarás por esto Greengrass.

Hermione rodó los ojos por enésima ocasión, mientras intentaba enfocar su atención en su libro de Transformaciones.

-No puedo creerlo... -mascullaba Ron, casi estirándose el cabello con las manos.

El pelirrojo llevaba mínimo cuarenta minutos dando vueltas alrededor de la Sala Común protestando contra Hermione.

-Ya déjala, Ron. -le dijo Harry mientras trasladaba a su reina en posición de ataque sobre el tablero. -Jaque.

El rostro tranquilo de Dean, se frunció, pensando muy bien en su siguiente movimiento.

-Oh Harry, tú no dices nada porque estás con otra Slytherin de la misma calaña que Malfoy. -comentó Ron sin pensar.

El ojiverde levantó la vista, clavándola duramente en su mejor amigo.

-No hables así de mi novia, Ron. -siseó. -Jaque mate. -concluyó sonriente.

Dean Thomas maldijo por lo bajo, y se fue a grandes zancadas del lugar.

-¡Merlín! ¿Qué demonios les pasa a todos en Gryffindor? -exclamó levantando las manos. -Sólo tú, mi pequeña hermana. -miró a la pelirroja con admiración. -Aléjate de esos Slytherins. -le dijo tomando a Ginny de los hombros.

Casualmente, la menor de los Weasley comenzó a toser frenéticamente.

Hermione soltó una risita por lo bajo, y el ceño de Harry se frunció. Ronald fué demasiado ingenuo para notar el nerviosismo de su consanguínea.

-¿Estás bien, Gin? Te ves muy roja. -le dijo mientras colocaba una mano en su frente. -No tienes fiebre.

Cuando la chica se tranquilizó, quitó la mano de su hermano de su rostro.

-Estoy bien, Ron. -murmuró. -Sólo fué, eh... La rana de chocolate que me estaba comiendo. -agregó rápidamente. -Se me fué hacia otro lado.

La castaña se soltó a reír mientras sus hombros se sacudían. Ginny la miró seriamente, intentándola hacer callar.

Entones Harry comprendió el por qué de la risa de Hermione, y se carcajeó él también.

-¿De qué tanto se ríen, Ronnie? -le preguntó Lavender, colgándose de su brazo.

-No sé, Lav. -respondió confundido.

-Oh Ron, es mejor así. -dijo un misterioso Harry.

-Algún día me enteraré. -entrecerró los ojos. -Pero Malfoy y tú...

-¡Pero amor! ¡Si Hermione y Malfoy hacen una pareja increíble! -chilló Lavender emocionada.

El chico sólo rodó los ojos, mientras se sacudía del agarre de su novia para salir de ahí.

Hermione rió, volviendo a su amada lectura.

[...]

Cuando Draco entró al Gran Comedor, la sonrisa de Hermione se ensanchó. Ella esperaba ansiadamente a que se acercara a su mesa para saludarla y decirle que le había extrañado.

Pero no sucedió.

El rubio se dirigió hacia la mesa de Ravenclaw, quedándose de pié detrás de un grupito de chicas que al verle, comenzaron a sonreír coquetamente.

¿Qué demonios hace allí? Se preguntó, soltado su tenedor en el plato.

Draco las ignoró olímpicamente, para satisfacción de Hermione. Entonces centró su atención en cierta pelinegra.