14. El dolor que ahora nos une.

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Los primeros rayos de sol se colaron por los grandes ventanales de la Torre de Gryffindor, en el área de los dormitorios de las chicas.

Hermione se despertó, desperezándose lentamente y frotándose los ojos.

Se puso de pié, y se dirigió a su baúl a sacar su uniforme y cosas necesarias para su aseo personal.

Al ser prefecta, no tenía que lidiar con compañeras en su habitación, y tenía ciertos privilegios, como el tener un baño propio.

Pasaron los minutos cuando terminó de ducharse, posteriormente se vistió con su uniforme de Gryffindor y se cepilló el cabello, dejándolo suelto.

Cuando estaba recogiendo sus libros, su mirada se desvió a su mano izquierda, y no pudo evitar que un nudo se formara en su garganta. Como pudo, trató de evitar que sus ojos se humedecieran. Suspiró hondamente tragándose aquel dolor, y esperando no soltar alguna lágrima.

Luego de observar su dedo, salió de la habitación como cualquier miércoles de enero por la mañana.

Había pasado un mes desde aquel día.

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La noche anterior había sido bastante frustrante. Se había ligado a una chica de Ravenclaw, y sin embargo, al momento de culminar el momento, no pudo hacerlo; porque la imagen de ella estaba siempre presente en su mente.

Maldito fuera el día en que se encontraron en aquel compartimiento.

Maldito el día en que brindaron por los giros que habían dado sus vidas.

Maldito el día en que aceptó ser su amigo.

Maldito el día en que se enamoró de ella.

Y maldito el día en que ella se comprometió.

Sí. Granger había aceptado la propuesta de matrimonio de el imbécil.

Sintió un dolor punzante en su interior al recordar cuánto tiempo había pasado. Dos meses habían transcurrido desde el día en que se anunció oficialmente el compromiso entre Hermione Granger y Enrique de Gales.

Aún recordaba cuando recibió el diario aquella mañana.

El sábado había sido el peor día de su vida. Dió un largo trago a la copa de su whisky de fuego, mientras observaba por el gran ventanal del que había sido el despacho de su padre.

Unos golpes en la ventana atrajeron si atención, y posteriormente, descubrió a una lechuza marrón con un rollo en el pico. La dejó pasar, y le dió un dulce antes de que el ave se fuera.

Dejó su bebida en el escritorio, y se recargó a la orilla de éste, mientras extendía El Profeta.

No pasaba nada interesante, fuera de las nuevas leyes del Ministro Kingsley y los derechos a los hijos de muggles. Sin embargo, al llegar a la sección de Acontecimientos Sociales, sus ojos se abrieron de par en par, y no pudo evitar sentir un agudo dolor en el pecho.

Heroína de Guerra se compromete con Príncipe de Inglaterra

No pudo leer más de aquel artículo que ocupaba toda la página completa. Pues fue suficiente el dolor que sintió, al ver la gran sonrisa de Hermione, quién tomada de la mano de aquel hombre que le había arrebatado lo único que le importaba en su miserable vida, parecía decir algunas palabras.

La foto de ambos parecía haber sido tomada en la Mansión de Wiltshire donde se había llevado a cabo la fiesta, pues de fondo, podían observarse los grandes jardines.

Los Celos de un Slytherin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora