La penúltima mañana del año durante su estancia en el Colegio Hogwarts, todos los alumnos ansiaban la llegada de la noche.
Las chicas que ansiaron por semanas aquel día, almorzaban rápidamente para regresar a sus respectivas salas comunes y habitaciones para arreglarse, con motivo al Baile de Navidad.
Los chicos, en cambio, se lo tomaban más a la ligera, almorzaban tranquilamente y charlaban con sus compañeros de casa.
Algunos alumnos, incluso, seguían recibiendo lechuzas con paquetes de última hora; trajes de gala, vestidos...
-¡Esto es la hostia! -exclamó Blaise con un perfecto acento castellano.
El moreno sacó de un paquete que le fué enviado esa mañana, un elegante y estupendo traje, de color azul oscuro; al observarlo, algunos mestizos e hijos de muggles, podrían jurar que se trataba de un mismísimo Armani.
Draco y Theo rieron por aquello.
-Creí que tus raíces eran italianas, Blaise. No españolas. -dijo el castaño a su amigo.
-Io sono bella Italia, il mio amico. -respondió con su perfecto italiano. -¿Pero sabes? España es mi tercera patria. -sonrió con galantería.
-Tú ego no tiene remedio, Zabini. -le dijo Draco.
-¡Merlín! Draco Malfoy diciendo eso... -una voz femenina a sus espaldas, interrumpió burlona.
-Ya ves, mi querida Granger. -Blaise se puso de pié, posicionándose detrás de Hermione y tomándole de los hombros. -Ellos siempre me ofenden. -y se secó una lágrima falsa.
Los dos Slytherins rodaron los ojos ante aquella, tan infantil escena.
-Déjalo Hermione. Sólo juega con tu mente. -le dijo Draco en tono misterioso.
La castaña se soltó a reír mientras se acomodaba el cabello a un lado de su hombro, en un gesto tan inocente, que al rubio le pareció increíblemente adorable.
¿Qué demonios...? Se reclamó mentalmente por tener pensamientos tan... Cursis.
-¿Y qué se te ofrece, Hermione? -le preguntó Theo, amablemente. -No creo que hayas venido a conversar sobre los egos de aquí mis amigos. -señaló al moreno y al rubio.
-Claro que no. -sonrió. -De hecho venía a avisarte sobre algo, Draco.
-Tú dirás. -respondió.
Blaise se hizo a un lado, para hacerle espacio a la chica entre él y Draco.
No pudo evitar sentirse incómoda al estar sentada en la mesa de Slytherin, y sobretodo, tener las miradas de media casa sobre ella. Sin embargo, se tranquilizó un poco al darse cuenta de que estaba en compañía de los máximos líderes de las serpientes; Draco era llamado "Príncipe de Slytherin" y automáticamente en su séquito cercano estaban sus dos mejores amigos, Blaise, tan seductor con las chicas y popular entre la comunidad femenina; y Theodore, quién parecía ser el cerebro de los tres, bastante inteligente, y porqué no decirlo, muy apuesto.
-McGonagall me acaba de decir que a abriremos el baile de ésta noche. -soltó.
-¿Enserio? ¿Y por qué nosotros? -preguntó, pero no quiso que su cuestionamiento se mal entendiera, así que agregó. - Digo, no me molesta para nada bailar contigo, y mucho menos ser el centro de la atención... -sonrió con arrogancia mientras hacía que los tres rodaran los ojos. -¿Pero por qué?
-Porque somos los alumnos con el promedio más alto del colegio. -sonrió con orgullo.
-Vaya, vaya... Draco, resultaste ser tan sabelotodo como aquí la sabelotodo número uno... -dijo Blaise señalando a Hermione.
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Los Celos de un Slytherin
Fiksi PenggemarLa vida de Hermione Granger dio un inesperado giro luego de la muerte de sus padres. Fue acogida por su adinerada abuela muggle, luego asediada por un príncipe, y... ¿Otro príncipe más? ¿El de Slytherin? Draco Malfoy heredó todo en cuanto Lucius f...