Los Celos de un Slytherin

20. Conociendo a Rose.

La Gryffindor estaba de pié, observando el paisaje británico que comenzaba a asomarse por el ventanal del tren.

-Hermione, ¿podemos pasar? -era Harry.

Suspiró.

-Ahora no, Harry.

Escuchó como su amigo le susurraba algo y una voz femenina le respondía.

-Piensa bien las cosas antes, Hermione.

Definitivamente era Pansy. Segundos después se escucharon los pasos de ambos alejándose de allí.

Sus ojos escocieron, pero se prohibió llorar. Había llorado incontables veces desde el comienzo de la guerra contra Voldemort.

Lloró por Dumbledore. Lloró por Fred. Sollozó por cada víctima que el transcurso de la guerra se había llevado. Incluso por Alastor Moody y Snape.

Pero sin duda, su luto y tristeza más larga fue el de sus padres. Esos meses sintió que las lágrimas se habían agotado de su cuerpo. Sin embargo, para sorpresa de ella, podía continuar haciéndolo.

Luego de salir de aquella depresión y luto eterno, se había jurado a sí misma no llorar por cosas que no valiesen la pena.

Draco Malfoy valía la pena, se reprendió a ella misma.

Sin embargo, había aprendido bastante bien que de nada le servía adelantarse a los hechos sin antes estar segura de lo que sus ojos habían visto. Ya había experimentado las consecuencias a las que sus apresuradas decisiones la habían llevado. Se comprometió con Enrique solamente por despecho, y ahora estaba la consecuencia de tener que deshacerlo.

Se sentía terrible, pero tenía que hablar con Draco antes de apresurase a sacar conclusiones equivocadas.

Greengrass es capaz de hacer cualquier estupidez, pensó con amargura.

No podía evitar un dolor punzante en el pecho, al pensar que tal vez la Slytherin era una mejor opción para Draco que ella misma.

-Hermione. -su voz sonó tan preocupada.

Ella se giró lentamente, para observar sus ojos de plata derretida.

-No es lo que piensas. -habló de nuevo.

La Gryffindor no dijo nada. Lo dejaría que terminara de hablar, de justificarse, de decir lo que tenía que decir.

Con un movimiento de cabeza, lo instó a continuar.

-Astoria fué quien se lanzó sobre mí de un momento a otro cuando te vió. -le dijo.

Logró escuchar el largo suspiro de Hermione.

-Bien.

Draco la miró confuso.

-¿Bien?

-Sí. Todo el mundo sabe cómo es Greengrass. No es ningún secreto que siempre ha estado detrás de ti. Incluso estaba comprometida contigo, ¿no?

-Sí, gracias a Salazar que su padre rompió ese compromiso. -respondió con la voz ahogada.

La castaña asintió.