26. Ojos azules.

23.6K 1.3K 492
                                    

Las puertas de roble del Gran Comedor se abrieron para recibir a los alumnos. La noche estaba por caer y el bullicio de los estudiantes comenzaba a invadir el castillo.

—¡Hermione! —exclamó Harry al verla, ya que durante el trayecto al colegio no se habían visto.

La chica se soltó del brazo del rubio y se lanzó a los brazos de su mejor amigo en un gran abrazo.

—Ni que tuvieran años sin verse, Potter —espetó Draco con un pequeño matiz de humor. Desvió su mirada a Pansy, y sonrió de lado—. ¿Qué tal está el Mini Potter, Pans?

La Slytherin entrecerró los ojos antes de darle un golpe en la cabeza al chico.

—¡Cierra el pico, Draqui! —masculló maliciosamente.

Hermione y Harry se soltaron a carcajadas, mientras el rubio asesinaba con la mirada a su amiga.

—Ugh, no me llames así.

—Pues tú, no menciones nada sobre... —no logró terminar.

—¿Te avergüenza estar esperando un hijo de Harry? —preguntó Hermione, levemente ofendida.

—¿A quién no? —nadie hizo caso a Draco.

—Por supuesto que no, es sólo que...

—La gente hablará mucho, Mione, ya sabes cómo son. No necesito más gente rodeándome a cada momento, y tampoco quiero que agobien a Pansy —inquirió El Niño que Vivió.

—Oh, bueno, lo siento, es sólo que... Pensé...

—Bueno, mis padres lo saben, así que lo peor ya ha pasado.

Draco le miró sorprendido.

—¿De verdad? Tengo una graciosa imagen de Helena gritando que te va a desheredar, mientras Herbert bebe whisky como si la vida se le fuera en ello —Pansy frunció un poco el ceño ante lo dicho por el ojigris—. ¿Qué?

—No estás tan alejado de la realidad, Malfoy —dijo Harry.

—¡Chicos! —la alegre voz de Ginny les sacó a todos de su conversación.

La chica de cabellos fuego se abalanzó hacia Hermione, dejando a Ron detrás, atrapándola en un cariñoso abrazo. Luego abrazó a Draco, provocando que él enarcara una ceja y tan sólo le diera unas cuantas palmaditas en la espalda.

—Hermione, tu novio necesita amor —dijo la chica Weasley riendo burlona.

—Créeme que ella me da mucho amor —comentó Draco con una socarrona sonrisa.

El tono en que el Slytherin había proferido aquellas palabras había dado a entender a alguna otra cosas, provocando una serie de miradas incómodas entre el grupo de jóvenes magos.

Ante ello, las mejillas de Hermione se tiñeron de un adorable color ciruela.

— Vamos Hermione, no te pongas de ese modo, todos sabemos que eso es absolutamente cierto —afirmó Blaise Zabini, colocando una expresión pervertida en su rostro, de esas que sólo una persona negra es capaz de hacer. Éste último había llegado desde hace quién sabe cuánto tiempo, rápidamente incorporándose a la conversación.

Esa declaración había bastado para que la castaña escondiera su encendido rostro en el hombro de su novio.
Unas cuantas aclaraciones de gargantas incómodas se hicieron notar por parte de los presentes, para dar por terminado aquel incómodo -pero divertido- tema.

Cuando llegó el turno de saludar a Harry, le dio un pequeño abrazo, para luego tan sólo besarle superficialmente la mejilla a Pansy. No porque ambas se cayeran mal o se odiaran, si no que, bueno, las dos tenían grandes memorias de Harry, las dos lo amaban a su forma. Pero claro, la Slytherin no podía evitar sentir un poco de temor al pensar que los sentimientos del padre del bebé que esperaba, renacieran por esa chica Ginevra.

Los Celos de un Slytherin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora