4. Confesiones.

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La selección se había llevado a cabo con normalidad, y después la nueva directoria dió las palabras de bienvenida.

Se guardó silencio en memoria de cada uno de las víctimas de la guerra.

Un aire de nostalgia y tristeza aún invadía las paredes del castillo. Muchos alumnos y varios profesores habían muerto.

Albus Dumbledore, Severus Snape, Remus Lupin, Fred Weasley. Fueron de los nombres más sonados entre las víctimas de la guerra.

Todos guardaron respeto por cada uno de los que habían muerto en la segunda guerra mágica.

-Tranquila Hermione... -la abrazaba Harry, mientras intentaba tranquilizar a la castaña. Estaba muy triste porque las palabras de McGonagall le habían recordado principalmente, a sus padres, a Padma, a Fred. A sus familiares y amigos que habían muerto en la guerra.

Hermione sollozó una vez más, y secándose las lágrimas se separó de Harry.

La cena fué puesta y todos comenzaron a cenar.

Mientras tanto en la mesa de las serpientes, Draco cenaba tranquilamente junto a sus amigos.

Aunque había notado las lágrimas de cierta leona castaña, y había sentido que necesitaba hablar con ella. Que tenía que estar junto a ella. Pero esperaría hasta finalizar la cena.

También estaba un poco triste porque aquel discurso le recordó a sus padres. A su amigo que había muerto por su propio hechizo en plena guerra.

Pero como todo buen Slytherin, y sobretodo Malfoy; se mostró fuerte en todo momento.

-Y entonces Blaise y yo nos dimos cuenta que no somos el uno para el otro... -decía Pansy entre risas, mientras recordaba con diversión cómo fué que ella y Blaise habían terminado.

-Pansy es una chica hermosa... -dijo Blaise sonriéndole a la pelinegra. -Y es grandiosa, pero creo que nuestros sentimientos son más de amistad. -dijo el moreno, pasando un brazo por los hombros de Pansy.

-Entonces, -habló Theo, quien estaba sentado junto a Draco. -Anduvieron desde que terminó la guerra hasta hace dos meses...

-Sí, así es. -sonrió Pansy, quien estaba frente Theo y Draco; junto a Blaise.

-¿Y tú Draco, qué hiciste estos últimos meses? -preguntó Theo, a su amigo. Mientras se llevaba un poco de fruta a la boca.

El rubio, con toda la elegancia, posó su tenedor junto al plato. Levantó la mirada y observó a sus amigos con gesto despreocupado.

-Pues primero fué el juicio, luego la muerte de mi madre... -dijo tranquilamente. -Tuve que organizar el servicio funerario de mis padres, y después de eso, organizar todas la empresas familiares, ya que al ser el único heredero, me debo hacer cargo de todo. -finalizó muy tranquilamente, como si aquello no le doliera, pero en el fondo sentía una profunda tristeza.

-Draco, amigo, lo sentimos... -le dijo Pansy tomando la mano del rubio, por encima de la mesa.

-Ya ha pasado... -dijo el rubio, separando su mano de la de Pansy. -No se puede vivir del pasado, y si se refieren a chicas, pues... -lo pensó un momento. -Alguna que otra chica, ya sabes, lo de siempre. Ninguna enserio. -sonrió de lado, como todo conquistador.

-Ay Draco, un día llegará la chica que te haga cambiar de parecer... -dijo Theo, observando rápidamente a la mesa de Ravenclaw.

Draco solamente guardó silencio, observando como Hermione Granger salía del Gran Comedor.

**

Hermione había llegado a la Torre de Astronomía, era una noche fresca y el cielo estaba completamente cubierto por estrellas. Era una noche muy hermosa.

Los Celos de un Slytherin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora