Sus ojos siguieron concentrados en cada una de las líneas de aquel poema, lo leía y releía sin poder parar. Sus ojos se humedecían cada vez más, sin embargo, aún no podía sentir ni una de ellas salir de sus ojos para dar un extenso recorrido por sus mejillas. No entendía el porqué, pero tampoco le preocupaba. Esa presión en su pecho lo hizo soltar un suave gemido de dolor, distintas emociones que colapsaron a su vez, todo gracias a unas cuantas palabras, cuyas conectaban a la perfección con el sentir de Chanhee.
El mayor apenas salía del baño con su pijama puesta y arreglando su cabello. Luego de un largo beso con su menor se había sentido tan vivo que era imposible no mostrar una gran sonrisa, pintando de igual manera sus mejillas en un hermoso rosado, ya que mientras se encontraba cambiando de prendas, su mente repetía una y otra vez la sensación de sus labios con los de Sunwoo, esa delicadeza entre ambos labios, esos toques tan suaves. Sin duda alguna se sentía en las nubes. Cerró la puerta del baño, alzando su mirada y notando al chico con un papel entre sus manos, notando sus ojos cristalizados, mas no lagrima podía escapar. Alzó una ceja cuestionando la razón de aquella actitud tan repentina en su amado, así que caminó despacio hacia él.
—Sonnu... ¿Estas bien? —preguntó en voz baja, temiendo por las palabras próximas.
Obtuvo silencio como respuesta, pues Sunwoo apenas podía procesar las cosas, porque a su vez, ese hueco en su corazón, finalmente se había llenado.
—Sonnu-
—Tan dulce pero tan agrio... —recitó aquello en voz baja, Chanhee inmediatamente corrió hacia él arrebatándole aquella pieza de papel, dándose cuenta del poema que él mismo había escrito una vez, lo leyó y abrió sus ojos por la pena que ya delataba su rostro rojo.
—¿C-Cómo es que... esto llego a tus manos...?
—Como una serpiente, cual víctima atacaría... —siguió—...hasta devorar su último aliento. —finalizó.
Ambos chicos se miraron a los ojos, mientras uno se sentía avergonzado, el otro apenas podía controlar sus sentimientos. Sunwoo dio un paso adelante, el cual fue suficiente para lograr quedar frente a su chico, llevando sus manos a las mejillas de aquel, tocando aquellas como la tela más suave del mundo. Por otro lado, Chanhee se había perdido en su mirada, no le gustaba ver al chico con esos ojos tan cristalinos, pero a decir verdad, viendo esos ojos le hacían darse cuenta cuán hermosos se veían de esa manera.
—¿Cuando escribiste eso? —preguntó sin perder vista en él.
—En casa de Hyungseo, cuando... te fuiste... —esas dos últimas palabras sonaron a un nivel más bajo dándose a notar la nostalgia, Sunwoo se dio cuenta del sentimiento, ahora tenía acceso fácil a su corazón siendo él la única llave. Sonrió despacio, juntando su nariz con la del mayor formando un suave roce entre ellas, sus respiraciones entonces se mezclaron, sus ojos cerraron, y cuando sus labios conectaron, aquellas lágrimas atrapadas en Sunwoo por fin pudieron salir.
La hoja de papel que Chanhee sostenía, la dejó caer como una simple hoja más en el momento que sintió las manos de Sunwoo descender hasta su cintura, aferrándose a aquella y pronto cargando al chico por debajo de sus muslos. Rápidamente Chanhee envolvió sus brazos en el cuello del menor, pues pudo sentir como Sunwoo se movía, caminando hasta llegar a la cama. Esta vez no habían tenido una discusión, esta vez era diferente, tanta pasión expresándose con aquellos besos tan lentos y fugaces. Las manos del menor viajaron hacia las esquinas de la playera del chico que terminó en el suelo con un par de segundos, tanta impaciencia que Chanhee llevó sus manos ahora a la playera del chico retirandola también, lanzándola en algún punto ciego de la habitación. Un trueno resonó a sus alrededores cuando sus labios volvieron a unirse creando el contacto más apasionado, donde las manos del mayor se sostenían en la espalda de su chico, acariciándola y sin querer soltarla, ahora los labios de Sunwoo habían descendido a su cuello, atrapandolo en besos y amor.
ESTÁS LEYENDO
𝐄𝐆𝐎 [Sunnew] ©︎
Fanfiction-Llegó tu momento de brillar, quiero que vayas por mi premio mayor, lo quiero a él. "Yubin envió una foto" Vaya vueltas que da la vida, lo que su jefa demandaba ésta vez era al delgado chico de melodiosa voz que estaba sentado en su sala. ¿Qué se de...