Capítulo 59

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No pudo dormir durante toda la noche, mantuvo la habitación con la lámpara encendida, todo su cuerpo abrazado y cubierto por el cobertor de la cama, tratando de olvidar todas las palabras que Sunwoo le había lanzado a propósito. De lágrimas silenciosas se trataban, pero cada que recordaba la más mínima palabra, sus labios se adjuntaban tristemente y sus ojos desaparecían para ser reemplazados por el líquido salado que salían de ellos. No se dió cuenta de cuando fue el momento en el que se quedó dormido por completo, vaya que al despertar sentía el peso y ardura en sus ojos.

Se levantó de la cama, notando frente suyo una maleta, la mirada que le dio a tal objeto fue nada más y menos que confusión. Talló sus ojos con cuidado mientras poco a poco se levantaba de la cama, sintiendo el frío del piso causando en él un escalofrío por todo su cuerpo, era demasiado temprano, pues podía ver la neblina a través de las ventanas. Busco su teléfono con la mirada hasta encontrarlo sobre la mesa de noche que posaba del lado izquierdo de la cama, justo del mismo lado en el que él durmió. Lo tomó por fin viendo la hora, siete de la mañana y aún todo a su exterior se encontraba nublado, y por más que no quería pensar en absolutamente nada, no podía evitar cuestionarse dónde estaba Sunwoo, sus ansias por saber dónde se encontraba lo eran todo. Caminó hacia donde la maleta, agachándose con cuidado para poder abrir el cierre de aquella y notando dentro varias prendas de ropa suyas, fueron reconocibles al instante claro, sin embargo su preocupación creció más, sabía que la persona relacionada a ello era Sunwoo, la única persona que ha tenido acceso a su casa y cosas más personales, entonces se puso de pie, acercándose a la ventana, viendo el coche negro que su madre le había brindado a los chicos para poder trasladarse con más seguridad.

—Ah, Sonnu... —suspiro pesadamente, tomando la maleta y dejando caer toda su ropa por encima de la cama, viendo ropa salir y salir junto con pares de calcetines, pares de tenis, y al final, aquella sudadera color gris que alguna vez pertenecía a Sunwoo. Frunció el ceño confundido por ver tal color, recuerda perfectamente aquellas palabras del chico donde mencionaba el color gris como su color favorito, uno lleno de libertad y paz. Creó un suave puchero por recordar la pelea de ayer, sin embargo, colocó aquella sudadera sobre él, asimismo como se ponía un par nuevo de calcetines y tenis, ya que una vez listo, dejó todo a un lado saliendo de su habitación.

Bajó rápido corriendo por las escaleras, llegando hasta la puerta de entrada con la misma velocidad hasta salir. Su cuerpo tembló tan pronto y sintiera el clima de afuera, abrazándose a sí mismo y al momento que suspiro, vapor salió de su boca notando el clima tan frígido. Aclaró con su garganta para poder avanzar, llegando hasta el coche, limpiando con la manga del suéter el vidrio lleno de vapor, creando un semblante triste al ver a Sunwoo dormido sobre el asiento piloto. Intentó abrir la puerta, sin en cambio, al estar cerrada, tocó fuerte la ventana un par de veces hasta que el menor escuchó, abriendo los ojos despacio, viendo borroso, una expresión en su rostro llena de cansancio hasta que vio a Chanhee, su expresión entonces cambió a una apagada, y siendo esto así, hizo que Sunwoo por inercia volviera a cerrar sus ojos acomodando su cabeza hacia la dirección contraria y evitar ver el rostro del chico.

—Sonnu, hace frío, ¿qué haces aquí dormido? Vamos a dentro. —mencionó con una voz preocupante pero a su vez alta, lo necesariamente alta para poder ser escuchada a través de la ventana del auto. Al no obtener respuesta alguna, tocó tres veces más el vidrio queriendo llamar la atención del menor—. Sonnu, por favor, te vas a congelar aquí afuera, al menos duerme en la sala o en la biblioteca de Hyungseo. —volvió a hablar, notándose ya la expresión agobiante en su rostro—. Esta bien, si no quieres ir a dentro entonces muérete aquí, se que me escuchas, únicamente... no quiero que pases frío, ¡no aquí afuera! —se quejó por última vez, teniendo una de sus manos en la ventana mientras tenía otra en la manilla de la puerta, así poco a poco retiro ambas, rindiéndose y dando media vuelta para adentrarse a la casa, pues al irse, Sunwoo se incorporó de vuelta sobre el asiento, viendo la figura del chico desvanecerse entre la neblina en dirección a la casa. Esto causó enojo en él, uno que lo llevó a ocultar su rostro entre sus manos aguantándose sus emociones por recordar todo lo que le dijo su amado apenas hace unos momentos atrás.

𝐄𝐆𝐎 [Sunnew] ©︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora