Capítulo 63

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Octubre 20, 2020
10:01 AM

Habían dado el caso como cerrado desde la muerte del Señor Choi, varias disputas entre personas que lo apoyaban queriendo tener justicia por su muerte, pues aún no había tenido su juicio para tener su destino final decidido. Una persona que por años dio bienes al país entero gracias a sus compras y ventas, invirtiendo dinero en distintos lugares para ayudar a la gente, todos y cada uno de ellos fueron buenos actos viniendo de la persona incorrecta. Días pasados la policía se comunicó con la Señora Choi, la única persona mayor a cargo y con los suficientes requisitos para poder continuar con cuyo trabajo tan ejemplar. Una plática basada en la futura investigación sobre la muerte de su esposo, porque a pesar de que ella no quería saber nada más de su esposo, ninguna muerte humana debería dejarse pasar por hecho, menos ante las órdenes de su jefe de policía, quien ordenó encontrar al asesino de tal muerte tan inesperada.

—Han pasado dos días, ¿Aún quieres investigar en la casa de Moon? El jefe jamás nos dará orden de registro en su casa. —habló Hyunjae mientras se sentaba al mismo tiempo que le entregaba una taza de café a su compañera.

—Juyeon conoce la casa, usó justo la ruta para llegar, estoy segura que está ahí, además, él no era de los muchos que querían acabar con Choi DaeHee. ¿Recuerdas el incendio que hubo en la casa y granja de la familia Lee? Los padres de Lee Juyeon, pero aparte tenían otro niño, lo adoptaron cuando Juyeon tenía cuatro años, se llamaba Sohn Youngjae, prontamente formando parte de los Lee. Murió al igual que sus padres ese día, pero el niño tuvo muerte de bala, nunca pudimos encontrar al causante de ello hasta apenas ahora, todo conecta, Choi DaeHee era un verdadero hijo de puta.

Hyunjae la miro de pies a cabeza, analizándola por completo y prontamente absorbiendo un poco de su cafe. No le parecía raro que su compañera pudiera sacar una cantidad de información de un día para otro, ella, una persona cuya ama su trabajo tanto como cualquier otra cosa, podia obtener datos de cualquier persona en menos de veinticuatro horas.

—Por favor dime que no estuviste investigando eso durante toda la noche.

—Bueno Jae... sí estuve toda la noche investigando más a fondo tanto a Lee como al Señor Choi. —y su compañero bufó con una sonrisa, volviendo a tomar su café.

—Agh, de todas formas, ¿Qué harás si encuentras a Juyeon?

—Únicamente lo interrogaré, no necesito hacer nada más, pero dependiendo de sus respuestas... decidiremos su destino.

—Deberíamos cerrar el caso, Choi DaeHee ya ha hecho demasiado, ¿Para qué poner justicia a la muerte de un asesino?

—No es justicia, es una orden que recibí, y créeme que no quiero ayudar a encontrar al asesino del Señor Choi, menos si fue Juyeon, pero si este caso cae en manos de alguien más quien no conoce la historia de cada uno de los afectados, ni los ha conocido, la muerte de DaeHee habrá sido en vano.

—¿Hablas de Sunwoo..., Chanhee..., y Juyeon?

—No olvides a Yubin. —hizo una pausa recargando su cuerpo entero en su silla, comenzando a tomar finalmente su café.

Era cierto, cada una de esas personas anteriormente mencionadas ya habían tenido su gran parte con Choi DaeHee, sufriendo gracias a él, teniendo recuerdos y traumas todo por él. Una vida difícil, pero apenas habían alcanzado su primer nivel de paz, al menos la mayoría, Sunwoo aún tenía tormento, uno que por más leve que era, jugaría ni más ni menos que con su futuro con la única persona que ama.

Entre tantos pensamientos, fue inevitable recordar a Yubin, por años dentro de la mafia, pero solo alguien demasiado inteligente haría hasta las cosas más horribles sin poder ser descubiertas por la ley. Y vaya, su avión había aterrizado finalmente a Corea del Sur, desabrocho su cinturón de pasajero VIP con una sonrisa en el rostro, así antes de levantarse, su nueva mano derecha la ayudó a ponerse de pie, mirándola con una sonrisa tan encantadora que Yubin no podía quedar más fascinada, aunque leía bien a las personas, no tan fácilmente dejaría a alguien ser su mano derecha, no después de lo que ocurrió con Sunwoo. Bien sabía usar su labia, y con un amor pasado que terminó tan desgarradamente, su opción más sabia fue amenazar a ese corazón tan diminuto.

—Contáctenme con Kim, su jefa ha llegado. —mencionó Yubin antes de salir de su avión privado, su mano derecha asintió con la cabeza, dirigiéndose a su teléfono, donde tan pronto y obtuviera el número anteriormente mencionado, lo selecciono viendo ahora la pantalla transformarse en una pantalla de comunicación.

Yubin junto con él bajo las escaleras con cuidado, sintiendo ya el bello sol impactar con todo su cuerpo, por supuesto que extrañaba el clima de Corea, aun y hubieran pasado unas cuantas semanas. Volver al lugar en el que una vez creció, lo adoraría como nunca, aun y aquellos recuerdos que se atraviesen en su camino, porque para ella, el error únicamente está en las personas, y ella misma siempre ha tenido el valor suficiente de afrontar todos sus miedos.

—Kim está en línea, tome. —comentó el chico, entregándole el teléfono a su jefa, quien recibió el dispositivo con una sonrisa en el rostro.

—Muchas gracias, cariño. —colocó como final el teléfono en su oído, alejándose de su mano derecha para poder ver el paisaje frente suyo, el hermoso sol alumbrando ese inigualable cielo azul con esas nubes tan blancas como la nieve—. Buenos días Kim... ¿Te he interrumpido en algo?

Si. —tardó en responder, una voz tan fría, porque desde que vio ese número desconocido en la pantalla de su teléfono, supo que se trataba de su ex-jefa.

—Huh... —hizo una pausa, relamiendo sus labios, y tomando un poco de aire—, esta noche quiero verte en mi mansión, no tengo prisa, por ahora te daré la usb que necesitan darle a la policía para que deje de seguirlos, después... veremos qué sucede. Esto no es un juego Kim, si intentas hacer algo una vez más, ni te molestes en volver a ver a Choi. Nuestro trato inicia hoy. —y dió fin a la llamada. Devolvió aquel teléfono a su mano derecha, ignorándolo y caminando con una mirada fija y fría hacia el lujoso carro color negro que se encontraba frente a ella. Sus maletas ya habían sido guardadas en la parte trasera del auto, únicamente tuvo que entrar a su coche para comenzar una ruta hacia su hogar, su dulce hogar.

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𝐄𝐆𝐎 [Sunnew] ©︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora