Las manos de aquella eran cálidas, realmente mostraban esa imagen de que al ser tocado por ellas recibirás calma, a cambio, cuando Chanhee sintió esas manos sobre sus mejillas lo único que sintió fue terror, no por ella, pero lo que sus manos serían capaces de hacer. Podría jurar que su corazón latía tan rápido y tan fuerte que estaba seguro que Yubin podía escuchar esos latidos. Sus ojos se humedecieron, sin poder contenerse por el ambiente en el que estaba ahora.
Al notar los ojos vidriosos del chico, una sonrisa apareció en sus labios. Vaya que se identifico demasiado con esa mirada, aún recuerda cómo años atrás, el padre de Chanhee, el Señor Choi, se hizo cargo de arruinarle su niñez, y más que nada, dejarla con un trauma tal cual aún no ha podido olvidar.
—Quiero que conozcas mi historia, antes de seguir con esto, ¿Te gustaría escucharla?
La mirada de Chanhee esta vez se enfocó en los ojos de Yubin, desde que mencionó la palabra historia, pudo notar un reflejo lleno de melancolía, a través de su mirada. Entonces ahí su terror disminuyó un poco, ni él mismo cayó en cuenta de cuando asintió con la cabeza, dejándose llevar por el agarre de la chica, la cual terminó uniendo sus manos con las del menor.
Comenzó a contarle detalle por detalle. Una historia que anteriormente Chanhee escuchó en la gran casa de Hyungseo, como su padre se creía la persona con más poder en el mundo solo por aprovecharse de un cuerpo más débil y diminuto. Sin embargo, haber escuchado la versión de Yubin, con sus propios labios fue otro sentimiento, uno nuevo en realidad. El haber escuchado también el tono de su voz, parecía que era fuerte al hablarlo parte por parte, pero sabía bien que había un inmenso dolor interno en ella.
Inició contando su día después de la escuela cuando tenía tan solo quince años, pensando que sería otro día más en el cual llegase a casa, tomara su merienda indicada con su familia, hacer tarea y después tener una sesión de entrenamiento con su padre. Todos y cada uno de esos pensamientos fueron creados por puro instinto, jamás llegó a imaginar que terminaría en un bosque teniendo un lío de vida o muerte con el enemigo de su padre, pero también un empresario muy famoso que apenas iniciaba con su negocio. La reacción de Chanhee ante todo fue una mostrando tristeza y miedo, la manera tan explicita en la que Yubin describió como fue tocada por su padre causó un gran mareo en el chico.
—He escuchado a muchos llamarme loca antes, incluso enferma por preocuparme por un tema así, pero dime Chanhee... ¿Qué sentirías tú al ver a tu madre muerta y desnuda luego de haber sido violada? Tengo fé en que... lograrás ponerte en mis zapatos. —preguntó con una voz entrecortada, mostrando tristeza y a su vez coraje.
El chico guardó silencio, repasando todo, tratando de no debilitarse ante la situación, pero a cambio, terminó apretando un poco las manos de la chica al compás que cerraba sus ojos. El mismo tiempo que ocupó haciendo eso, fue el mismo tiempo que ocupó para volver a regresar su mirada a ella. Tenía miedo aún si, pero le fue inevitable ponerse a pensar en su madre, como Yubin lo quiso, Chanhee logró ponerse en sus zapatos.
—¿Por qué no... únicamente demandaste a mi padre?
—Se que toda tu vida estuviste encerrado, sin poder darte cuenta de la crueldad de este mundo, para ese entonces, mi padre había metido una demanda, aún y eso involucrara nuestra vida mafiosa. Él lo intentó, más sin embargo fue una demanda rechazada, tu padre compró al jurado dejándonos como inútiles. Es por eso que he planeado acabar con el Señor Choi por más de ocho años. —hizo una pausa, soltando las manos del chico, dirigiendo así su mano derecha hacia el mentón de aquel para poder alzar un poco este teniendo visibilidad inmediata en su cuello—. No soy estúpida Chanhee, sé que conoces perfectamente lo que ha hecho tu padre, me alegra que Kim lo haya hecho así, me ahorro más el trabajo.
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𝐄𝐆𝐎 [Sunnew] ©︎
Fiksi Penggemar-Llegó tu momento de brillar, quiero que vayas por mi premio mayor, lo quiero a él. "Yubin envió una foto" Vaya vueltas que da la vida, lo que su jefa demandaba ésta vez era al delgado chico de melodiosa voz que estaba sentado en su sala. ¿Qué se de...