Capítulo 43

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Las olas del Mar se lograban escuchar aún desde el estacionamiento. Un sonido tan placentero que ni siquiera se dio cuenta de cuando sus padres ya estaban algo lejos de él. Al alzar su mirada, corrió hasta alcanzar a su madre, así estando a su lado tomó su mano con miedo a dejarla. Aquella desde que sintió la mano de su hijo, lo miró, analizando su rostro y poco después brindándole una sonrisa. Era su primera vez yendo al mar en familia, un sentimiento radical de felicidad que la hacía sonreír inconscientemente.

Al llegar a la arena, apartaron lugar en una de las tantas sillas de playa junto con una sombrilla grande para poder dejar cosas como bebidas, o incluso recipientes con aperitivos dentro. Aquella arreglando todo para su amado esposo y su adorado hijo, los cuales caminaron descalzos hasta la arena mojada. Ahí, aquella logró escuchar un grito de felicidad de su hijo, pues sabía que al sentir lo frío del agua y a su vez lo caliente de la arena era un sentimiento que de algún modo u otro te hacía sonreír. No te disgustaba, pero tampoco te encantaba.

—¡Omma! ¡Ven a sentir esto! —gritó Sunwoo con gran emoción. Una enorme sonrisa aparecía en su rostro dejando ver esos dientes pequeños y algo chuecos.

Su madre rio al escuchar la voz de su hijo, era la primera vez que lo veía tan feliz. No es que fuera el mejor día con el mejor clima, el cielo estaba nublado pero aún entre tantas nubes se podía ver la luz del sol intentando atravesar cada una de esas grises y algo oscuras nubes. Así por el contrario del aire, se sentía cálido, ni tan frío, ni tan caliente.

Apenas retiraba sus sandalias para poder dirigirse hacia sus dos estrellas, pero fue una acción imposible, escuchó una voz detrás, una reconocida que la hizo sentir mil y tantas emociones, unas nerviosas y otras llenas de molestia. Escuchar esa voz era lo menos que quería para el día de hoy, porque para planear este día después de varios años y ver llegar al dueño de sus pesadillas en el mismo lugar le parecía injusto. Su día había sido arruinado.

—Señorita Moon... que gusto verla por aquí, me he dado cuenta que también trajo a su esposo e hijo. —sonrió—. Yo también he traído a mi familia. Cariño, ella es la Señorita Moon, dueña del teatro del que te hable—presentó a su esposa, la cual al ver a la chica contraria le brindó una sonrisa, una leve sonrisa—, Chanhee, ¿la recuerdas? —asintió con la cabeza y con una sonrisa.

—¡Mucho gusto Señorita Moon! ¡Mi nombre es Choi Chanhee y estoy muy encantado de poder hablar con usted! —esa gran sonrisa que el menor mostró, dio una mirada de tristeza en la Señorita Moon, pues sabía por el próximo daño en el que se vería involucrado en años futuros, sin embargo, no dudó en agacharse y estirar su mano para poder estrecharla con la de aquel.

—¿Por qué no vas a jugar con el hijo de la Señorita Moon? Apuesto que se llevarán muy bien, tiene casi tu edad. —recomendó su padre. Chanhee asintió con la cabeza rápido, corriendo hacia donde su mayor le señaló y mostrando una felicidad enorme, pues también era su primera vez en un lugar tan hermoso como lo era aquella playa.

Desde que las tres personas vieron al niño retirarse de la escena, entonces sus miradas cambiaron. Claro que la madre de Sunwoo llevaba una mirada tan penetrante que podías sentir la piel erizada, y claro que fue desde que el hijo del Señor Choi fue a conocer a su hijo. Durante los años que lleva criándolo jamás ha querido que cosas cómo estás pasen, no puede evitar pensar en el hecho de que su hijo dejara de ser alguien único, sin miedo a nada sólo por conocer a personas diferentes, con pensamientos diferentes. Ese detalle que hace que aleje a su hijo de hasta la propia vecina, se ha esforzado tanto que realmente quiere hacer de su hijo alguien fuerte sin algo que lo perturbe hasta hacerlo temblar.

—¿Ya lo decidió? Necesito el local.

—¿Que haces aquí, DaeHee? —no respondió, más vio a su esposa indicándole con la mirada que se retirará de la escena, esta, al notar el significado camino hacia unas sillas vacías, donde prefirió irse para sentirse menos encerrada. Entonces ahí, volvieron a hablar—. ¿Me vas a joder hasta que te venda el local? No puedo creer que hagas de esto tan grande.

—Verás Yeobin, es para mi beneficio, pueden irse a otro lugar. Seúl es grande, joder.

—¿Que sucede? —preguntó el Señor Kim, llegando a la escena mirando al contrario de la manera más seca posible.

—Sigo esperando por tu firma, tienes hasta la noche o yo destruiré el local por mi cuenta. Igual no tienes poder para detenerme.

Dice esto, el Señor Choi miro de reojo por última vez a ambos, caminando en dirección hacia donde su esposa se encontraba. En ese entonces la Señora Moon quiso gritar de la ira que llevaba por dentro, siendo el teatro un lugar que ha amado toda su vida, pasando tiempo increíble con otras personas y aún mejor, poder describir la palabra "felicidad" a gusto con ellos. Sabía que no sería el final para su puesto como actriz, pero si que tantos estando en ese lugar le traía nostalgia.

Quiso irse de la playa en cuanto antes, pero al dirigir su mirada hacia donde su hijo se encontraba, quedó callada viendo cómo Sunwoo sonreía, pero al instante y cruzara miradas con su madre, esa sonrisa desapareció. Por alguna razón se sentía culpable, repasando el temor que le hacia sentir a su hijo tanto por el miedo que el Señor Choi le transmitía a ella, como el miedo de tener un hijo vulnerable. Porque al final del día, ella morirá, y no quiere dejar a un hijo miedoso y débil, ya que ese se convirtió en uno de sus tantos miedos en la vida.

—Sonnu, sonnu... no se me va olvidar, te lo prometo. —sonrió Chanhee, causando que Sunwoo tuviera su primer sentimiento de afecto, uno tan sincero que no olvidaría jamás—. ¿Tú me vas a prometer algo, Sonnu?

—Prometo... prometo que cuando nos volvamos a encontrar yo... yo... —sus manos temblaban, tanto que Chanhee rio acariciando su cabello con ambas manos, esto si que tranquilizó al menor—... cuidaré de ti, siempre te protegeré, ¿ok?

Chanhee asintió rápidamente con la cabeza, poniendo su palma frente al rostro de Sunwoo, este de inmediato captó aquel movimiento y chocó despacio su palma junto con la de aquel. Ese destello de felicidad que tuvieron, que lamentablemente Chanhee olvidó, pero que Sunwoo perduró hasta prometer lo que alguna vez dijo, volverlo a encontrar.





1:08 PM

Fue tomado una vez más, siendo trasladado a una habitación diferente, porque vaya que lo era. Las paredes se mostraban en un intenso negro, el piso ni siquiera tenía alfombra o piso, era sólo cemento haciendo de la habitación una vista horrible. Recostaron a Chanhee en una camilla, justo en el medio del vacío cuarto. No tenía ropa, más un bóxer cubría su parte íntima. «¡No me toquen, ya basta!», aquellas palabras que el menor no dejaba de gritar, palabras ahogadas con bastante miedo mezclado y lágrimas impregnadas de sufrimiento. Pronto, pusieron una sábana blanca encima de él, una casi transparente pues se podía ver su blanca piel con algunas marcas que padre hizo en el, y que anteriormente ellos dejaron en el chico. 

Escuchó disparos afuera, temblando de nervios, así al ver la puerta de la habitación abrirse una vez más, vio a su padre entrar junto con Yubin. Los tres cruzaron miradas, y Chanhee quedó con la mente en blanco, comenzando a sudar de los nervios, ahora estaba seguro que sería hoy, su esperada muerte.

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𝐄𝐆𝐎 [Sunnew] ©︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora