Capítulo 75

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Una semana había pasado en un abrir y cerrar de ojos desde que fueron a la casa de Yubin. Recién salía de tomar un baño, colocando unos pants y sudadera color negros pertenecientes a Sunwoo. En el calzado únicamente se apoyaba en unas sandalias junto con un par de calcetines, todas sus cosas estaban listas para irse del lugar. Desde su última visita con Yubin, Sangyeon se alejó de todos, no sabían con exactitud donde se encontraba, su única teoría era su hogar, aunque un chico como él después de estar completamente destruido podría hacer cualquier cosa, incluso desaparecer de la vista de todos. Hyungseo no lo conoce con exactitud, pero estaba más que seguro que simplemente se había alejado de todos.

Salió de mala gana de la habitación luego de haber tomado su mochila junto con la de Sunwoo, teniendo en su mano izquierda la gran maleta. Camino por el pasillo tallando un poco sus ojos y bajando las escaleras con calma, inclusive un pequeño bostezo salió de su boca, cubriendo aquella con su mano derecha. Finalizó con las escaleras cuando se detuvo de golpe, viendo luego de varios largos días a aquel guardaespaldas de su padre, ese con quien se siente en paz.

—Juyeon. —mencionó Chanhee bajo, sintiendo un pequeño brote de felicidad por verlo ahí, sin embargo, su expresión seria jamás cambió.

El mayor, quien apenas entraba a la casa junto con Hyungseo, al escuchar su voz, lo miro a prisa con una tierna sonrisa, aquella llamada que recibió de Hyungseo a la una de la tarde, no fue la noticia más agradable que pudo haber escuchado, pero comprendía con exactitud el cómo se sentía el chico. Una llamada pidiendo también por un favor, uno simple y con el cual Juyeon se ha acostumbrado a hacer desde que empezó su trabajo con el Señor Choi, era momento de llevar a Chanhee a casa. Caminó despacio hasta llegar al castaño, aun con su sonrisa intacta. Tan pronto y estuvo frente a él, le brindó un cálido abrazo, iniciando por enrollar sus brazos en todo el alrededor del cuello del chico.

—¿Te encuentras mejor? —preguntó cuando aquel abrazo terminó, un abrazo que jamás fue correspondido por Chanhee.

—¿Me veo mejor?

Juyeon bufó, llevando su mano izquierda al hombro del castaño, acariciándolo por un par de segundos para después únicamente dejarle un par de palmadas.

—Bueno... ¿Listo para ir a casa? —el castaño asintió despacio con la cabeza, suspirando profundamente y a su vez mirando el lugar por todo su alrededor y por una última vez. Hyungseo observó cada una de sus acciones, vaya, si que lo extrañaría bastante—. Llevaré la maleta, ¿Está bien?

—No, yo lo haré. —rápidamente respondió antes de dejar al mayor tocar la maleta, aun estando tan aferrado a las cosas de su amado, no podía dejar fácilmente que alguien más lo hiciera, no cuando Chanhee sigue reconociendo cierta cantidad de aroma de Sunwoo.

Un momento de silencio transcurrió entonces, Chanhee mirando de reojo a Hyungseo, únicamente le brindó una muy leve reverencia con su cabeza. No había palabras, sonrisas, abrazos... sólo silencio con despedidas casi invisibles. El castaño al haber salido de la gran casa del chico, metió todas sus pertenencias dentro del coche de Juyeon, cada una de ellas con cuidado y sin esfuerzo alguno. Aún se sentía confundido sobre las palabras que le diría a su madre sobre la muerte de su amado, una muerte tan repentina que hasta el día de hoy sigue siendo un pésimo luto para el chico.

Ambos subieron al coche, abrochándose sus cinturones de seguridad. Juyeon se aseguró de bajar las ventanas del auto, pues un cielo nublado, pero con un aire sumamente fresco, era todo lo que necesitaron para brindar algo de paz y tranquilidad durante el camino.

—Por cierto... Juyeon...

—¿Si? —preguntó antes de encender el coche, prestando completa atención.

𝐄𝐆𝐎 [Sunnew] ©︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora