Mantenía la cabeza del menor sobre sus piernas, asegurándose de esparcir todo el molde de lo que era aquella mascarilla de sábila por su completo rostro, brindándole caricias también, quedando fascinado por los toques que le brindaba a su chico y por cómo el verlo con sus ojos cerrados, respiración con la misma tranquilidad creaba un aura llena de paz para ambos. No dejaba de sonreír por estar finalmente de esa manera con Sunwoo, sin nadie persiguiéndolos o amenazandolos a muerte, simplemente relajándose y disfrutando de su lapso de libertad. Anteriormente también habían cambiado de prendas, siendo ahora el menor quien tendría que ocupar ropa de Chanhee. Una playera blanca que a lo largo llegaba apenas arriba de sus muslos mientras que debajo mantenía un pantalón de dormir color verde oscuro, con una que otra línea blanca y cuadros transparentes; ademas de unos calcetines color negro que le fueron bien brindados. Chanhee llevaba una prenda más diferente, pues al ser una prenda que se colocó intencionalmente, podías ver el pantalón de dormir y sudadera sin cierre de color gris sobre su delgado cuerpo, tal color que ante los ojos de Sunwoo es una maravilla de imagen.
Sunwoo mantenía sus piernas estiradas a lo largo de la cama, sus brazos relajados sobre su abdomen, y esas manos tan delgadas y suaves que le transmitían reposo. Una semana había pasado, donde sus problemas se alejaron y su única prioridad se convertía el mayor, donde después de haber recibido un mensaje de Hyungseo confirmando su libertad y éxito en cuanto a su interrogatorio con la policía, Sunwoo no tuvo ningún otro pensamiento más que su tiempo a solas y único con Chanhee.
—¿Crees que... mi padre se arrepienta por lo que hizo?
—No lo se, no me importa. —respondió veraz.
—Ash, no tiene caso que te pregunte. —contestó de la misma manera, siguiendo con sus masajes en su rostro hasta dejar la mascarilla bien impregnada, así pudo separar sus manos húmedas y poco a poco a separarse del chico, cosa a lo que Sunwoo abrió sus ojos por un par de segundos ya que inmediato Chanhee los cerró con sus ojos casi picando estos—. No, no, no, no, ¡¿Qué haces?! Se arruinara la mascarilla, quedate ahi, solo ire a enjuagarme las manos. —se quejó, a lo que Sunwoo creó un puchero molesto sin poder hablar. Viendo esa expresión hizo que Chanhee riera bajo, levantándose de la cama y caminando hasta su baño para quitar todo el resto de sábila que quedaba entre sus manos y dedos. Haciendo cada acción una delicada y lenta, no tenía prisa alguna vaya, y menos sabiendo que Sunwoo se mantenía recostado sobre su cama.
Apenas secando sus manos, retirando hasta la gota más mínima, sintió su teléfono vibrar a lo que lo sacó rápido de los bolsos de su sudadera viendo el mensaje de su madre reflejado en la pantalla de aquel. En sus primeros días de ser rescatado, su madre le había llevado con él un teléfono nuevo, siendo así una nueva línea y número, un registro del que solamente eran conscientes dos personas, Sunwoo y la Señora Choi. Al leer lo que había en aquel mensaje, sus ojos brillaron de felicidad, corriendo hasta la cama junto con unos suaves gritos de emoción, encimandose en el menor por el mismo sentimiento, pero vaya movimiento tan mas brusco, sin darse cuenta, con su rodilla había lastimado su parte baja, retorciéndose y llevando por inercia sus manos en la zona lastimada.
—Carajo Chanhee... —se quejó Sunwoo luego de soltar un gemido de dolor arruinando la mascarilla por medio de sus expresiones faciales—. ¿Acaso no ves donde vas a caer? Agh.
—¡Lo siento mucho! No creí que iba a dar ahí... ¿Te sobo? —pregunto curioso, porque vaya que lo hizo de la manera más inocente posible, o eso creyó.
Vaya pregunta que por alguna razón hizo que Sunwoo olvidara todo el dolor, pues aun con sus manos encima de su zona íntima, lo miró con el ceño fruncido y como su rostro se ponía rojo, tan rojizo como un tomate. Chanhee estalló en risas, pues esa expresión y la mascarilla aun sobre su rostro realmente era una imagen divertida.
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𝐄𝐆𝐎 [Sunnew] ©︎
Hayran Kurgu-Llegó tu momento de brillar, quiero que vayas por mi premio mayor, lo quiero a él. "Yubin envió una foto" Vaya vueltas que da la vida, lo que su jefa demandaba ésta vez era al delgado chico de melodiosa voz que estaba sentado en su sala. ¿Qué se de...