Procuro tomar el coche de su amigo una vez llegando al departamento de aquel. Teniendo la dirección donde se ubicaba Hyungseo, lo tenía todo. Fueron pasos sigilosos, ya que desde que salió del hospital ni siquiera tuvo que cruzarse con un doctor o enfermera alguna. Lee Sangyeon también es astuto, y más teniendo en cuenta el plan de Sunwoo, y su antonegra favorito.
Una vez puesta la ubicación en su GPS, trato de conducir lo más tranquilo posible. Aun sabiendo que Yubin esperaba ya por su gran premio, en aquella mansión donde solía gastar su tiempo libre con sus padres. Aprendiendo sobre la mafia con su padre, y aprendiendo de los valores con su madre. Ambas personas, siendo una parte sumamente importante en su vida. No hay mucho que contar sobre Sangyeon, alguien dulce con tan solo mirar su sonrisa, pero también alguien tan malvado que podría estrujar cualquier cosa en tan solo un movimiento. En este caso lo hizo con Sunwoo, su amigo desde que él tiene memoria. Enterrar esa jeringa en él, provocando que todo el líquido se esparciera por su sangre mientras sentía un fuerte agarre del chico sobre su brazo..., fue una decisión dura, sin embargo, no por nada trabaja para Yubin.
Había pasado media hora ya de camino cuando su GPS al fin dio en la ubicación esperada, durante esos treinta minutos notó el cielo en un intenso gris, que pronto comenzó a dejar caer gotas de lluvia, una por una hasta ser miles. Sangyeon mostró una leve sonrisa, la cual se pudo reflejar a través del espejo retrovisor, y es que para ser un gran mafioso, tienes que ser experto y cauteloso hasta en los más mínimos detalles.
Por otro lado, Hyungseo al ver el coche de Sunwoo llegar, espero hasta ver aquel estacionarse. No noto a nadie salir del auto, y vaya que junto con la presencia de la lluvia ahí, es de esperarse, así que observó todo con detalle por medio de su ventana. Viendo como ya alguien comenzaba a salir. ¿Quién diría que al notar la silueta de Sangyeon, soltara una irónica sonrisa? No dudo entonces en avanzar hacia su librería, donde se encontraba Chanhee junto con su madre, leyendo otro libro más.
—Choi, han llegado por ti. —aquellas palabras que escuchó el menor, causaron en él un escalofrío, que diría él, se sintió extraordinario.
Se levantó del sofá, corriendo enseguida hacia la puerta de entrada. Su corazón comenzó a latir desenfrenadamente desde que se detuvo frente a la puerta, notando una sombra acercarse a esta misma. Una sonrisa interna apareció en él, y unas manos que temblaban ansiosas por abrazar al chico, lo que no sabía, era que su chico está inconsciente en un hospital cuyo nombre nadie sabe más que Sangyeon.
Tocaron la puerta. Chanhee respiro profundo. Al tocar la manija de la puerta y abrirla, sus ojos presenciaron a su mayor, un sin fin de emociones recorrieron todo su ser. Se alegraba de ver a su amigo, pero un gran dolor creció al no ver a Sunwoo, su querido Kim Sonnu.
—Chanhee... ¿Cómo te encuentras? —preguntó el mayor sin dejar de verlo mientras se adentraba a la casa, dejando ahora a Chanhee frente a la puerta.
Hyugseo y la Señora Choi aparecieron en la escena momentos después, ambos analizando la situación. Uno ansioso por saber que tramaba su ex-compañero de trabajo, y una inquietada por saber quién era ese misterioso chico.
—¿D-Dónde está Sonnu?
—Esperando por ti en el auto. Ve, se que ansias por verlo.
Hubo un momento de silencio. Chanhee comenzó a analizar aquella voz tan perturbadora de Sangyeon, una que no había escuchado antes y que desde luego provocó una pizca de miedo en Chanhee. Giró su cabeza hacia donde Hyungseo y su madre, relamió un poco sus labios antes de volver su mirada al mayor. Abrió su boca para hablar, pero esto fue imposible debido a que Sangyeon tomó su hombro con delicadeza.
—Oh, lo siento Choi, no quiero incomodarte, todo está bien. —le brindo una sonrisa, esa sonrisa que vio en él la primera vez que lo conoció. Como el mayor intentaba sacarle platica en aquel local de comida, teniendo a su lado un egocéntrico y celoso Sunwoo.
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𝐄𝐆𝐎 [Sunnew] ©︎
Fanfiction-Llegó tu momento de brillar, quiero que vayas por mi premio mayor, lo quiero a él. "Yubin envió una foto" Vaya vueltas que da la vida, lo que su jefa demandaba ésta vez era al delgado chico de melodiosa voz que estaba sentado en su sala. ¿Qué se de...