Lealtad

1.6K 162 120
                                    


Zeke guardo la botella de leche y la barra de pan en la bolsa tejida y después de un saludo de despedida a la dueña del puesto, se marcho del mercado, su costumbre cada mañana era la misma, al menos después que pasara a ser cuidado por Xavier-san. Él compraría las provisiones temprano para evitar la concurrencia del mediodía. El rubio saludo amablemente a los eldianos que cruzaban a su lado, la mayoría lo saluda con respeto y admiración. Él había aprendido a rechazar cortesmente los intentos de muchas madres eldianas por intentar casar a sus hijas con él. Al menos ahora que Reiner estaba de regreso la mitad de esas mujeres desviaron su atención a él, pero para Zeke seguía siendo incomodo.

A medida que Zeke llegaba a la zona residencial de Marley se dio cuenta que se sentía curioso por saber cual seria la actitud de la mujer de Paradis después de haberla besado, aunque bueno, él no consideraría beso ese insípido roce de labios. Él hubiera querido cerrar sus manos alrededor de su delicada cintura y hundir sus labios en la piscina lujuriosa que ella tenia por boca. Él hubiera querido que ella lo golpeara y poder besarla aun mas fuerte, sentir que ella suspirara molesta y lo mordiera. Él quería sentir que ella se está negando a pesar de quererlo con mayor fuerza de lo que es capaz de admitir. Y si ella besa con esos labios de los que salen frases tan mordaces e inteligentes, Dios, debe ser como besar a un ser celestial.

El rubio encontró al soldado marleyano en la puerta, quien siempre le entregaba los papeles asignados para ella ese día. Zeke tomo los papeles y después que el soldado se marchara, ingreso a la casa sin demasiado ruido. El rubio dejo su abrigo en la entrada y acomodo los papeles en la mesa para luego avanzar a la cocina donde prendió la estufa para calentar la leche.

- ¿Jaeger-san?- Udo lo llamo desde un costado de la cocina haciendo que el rubio se sorprendiera de encontrarlo allí.

- Udo, ¿que haces aquí?- Zeke frunció el ceño y lo miro mientras sostenía un vaso en su mano.

- Um, Hanji-san dijo que como no puedo caminar mucho permaneciera de pie para que mi estomago no doliera demasiado.- Udo exclamo mientras miraba al rubio arremangarse.

- ¿Ya desayunaste?.- El rubio pregunto, aunque era obvio que sabia la respuesta.

- Sí, Hanji-san me despertó y dijo que debía comer para curarme mas rápido.- Udo dijo cuando escucharon los pasos firmes llegando a la cocina.

- Bueno, no se si es de hombre o mujer...- Hanji entro a la cocina con una bufanda roja que lastimosamente le hizo acordar a Mikasa cuando la encontró en el armario de Hotaru, pero necesitaba ropa para abrigar a Udo- Pero es...

Hanji se detuvo cuando vio a Zeke Jaeger de pie mirándola con una expresión muy divertida.

- Sí, es de hombre. Es de Nematori-san, Hotaru solo usa rojo para él, ella ama el color azul.- Zeke expreso y se giro siguiendo con la estufa.

Hanji llevo su vista a Udo esforzándose por olvidar el beso de la noche anterior.

- Entonces.- Hanji avanzo hasta donde Udo estaba de pie y se lo coloco en el cuello.- ¿Tienes mas ropa en el orfanato?

- Yo... tenia un par de abrigos nuevos... pero bueno... los perdí.- Udo dijo antes de que ella cubriera hasta su boca de tantas vueltas que le dio a la bufanda.

- Iremos por lo que tienes cuando puedas caminar... o iré yo después de comer.- Ella calculo que caminar bien le llevaría al menos tres días mas al jovencito.- ¿Puedes ir hasta la habitación?

- De hecho... me duelen mis piernas.- Udo dijo.

- Bien, no te preocupes...- Hanji estaba por ayudar al jovencito cuando sintio la mano de Zeke apoyarse en su hombro.

Enemigo de la HumanidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora